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"Y he llegado a la conclusión de que si las cicatrices enseñan, las caricias también."

-Mario Benedetti.

[___ ]

Después de un par de frases de intercambio, la entusiasta April nos hace a todos dar marcha dentro de las grandes oficinas de la ley española.

Siguiendo la secuencia de sonidos que deja el rastro de mis zapatos de tacón, dejo de comprender que resulta tan caótico para mi. Disminuyó mi paso, obligando a Aidan que lo haga, ya que estoy prácticamente dependiendo de su brazo para ser guiada a nuestro objetivo al que vamos.

-¿Todo bien, amor?
-No- respondo rápido- Bueno sí- corrijo casi enseguida, sonrió forzosamente viendo sus ojos, tiene un gesto de confusión infinita, tomó una bocanada grande de aire antes de hablar.
-¿Qué pasa?- su cálido tono, me recorre todo el cuerpo.
-Solo, es que yo...- respira ____. - Solo quería decirte algo, mi cielo.
-Tú puedes decirme lo que quieras, ¿Qué pasa? ¿Qué va mal?
-Nada- digo con horror- No es eso, no es nada malo, en realidad sólo quería decir: Gracias.
-¿De nada?- su sonrisa baila de un lado a otro, pero aún su gracia no alcanza a darle todas las respuestas.
-Lo digo en serio, Gallagher.
-Y yo, también lo digo en serio, ¿Por qué me das las gracias?

Le acaricio la mejilla derecha, e inclinó mi cabeza para verlo bien.

-Gracias por no rendirte con un "Nosotros", si esto hubiera dependido de mi, no hubiera sucedido. Estaba negando tanto para mi, porque creía que así debía ser, porque de algún modo creí que estaba condenada a tener heridas. Pero luego apareciste tú, de nuevo y todo sano.
-Pudiste haber dicho mucho que no, pero eso sólo lo decía tu boca, tus latidos hablaban el mismo idioma que los míos, y le decían otra cosa. Pudiste decir mil veces no, pero entonces yo lo hubiera intentado de mil y una forma. Porque Te amo.

Su rostro dejó la seriedad y preocupación siendo reemplazada por ternura y amor, produciendo confort en mi pecho, en mi estómago, y en cada órgano vulnerable a mi sentir.

-También te amo, pero debía agradecerte por ser un terco aferrado a esta idea.
-mmh, hubiera sido en todas las vidas posibles. Yo si creo que tú y yo estamos destinados a ser, así seamos la destrucción de la paz.

Me da risa, le robó un cálido y tieno beso que deseo más yo, mi parte egoísta dice que es como yo lo necesito, pero la parte romántica dice que es el beso que ambos necesitamos.
Le acaricio su rostro, sus labios, su alma, y todo eso está bien.

-¡____, Aidan! Venid aquí, ¿o se han arrepentido ya?
-No- digo cuando siento que se ha separado se mi de golpe.- Ya vamos.- medio grito para que la chica de bonito vestido verde nos escuche.

-Tengo algo para ti- Responde Aidan con una enorme y coqueta sonrisa sabionda.
-¿Y qué es?

Se mete la mano al bolsillo del pantalón perfectamente planchado, y de este saca la anatomía de una pluma que conozco bien.

-¡Hey!- sonrió.- No sabía que la había olvidado. ¿Cómo lo sabías?
-No lo sabía, sólo le aposté a la suerte, me lo has confirmado. La vi sobre tu maleta antes de salir del hotel, creí reconocerla. ¿No es esa pluma con la que firme mi contrato?
-Lo es- me siento como una cría a la que le han descubierto la travesura.- Bueno, esto puede sonar muy tonto, cielo. Pero, en realidad es que esta pluma tiene una tinta mágica. Todos los trazos que ha dibujado me han traído cosas buenas a mi vida, debía traerla aquí y firmar mis documentos de boda. ¿No crees?
-Bueno, esa historia me ha encantado, así que, te he salvado. ¿No merezco una recompenza?
-Sí, claro. Te dejaré usar de mi tinta.

Desastrosa Coincidencia. (Aidan Gallagher)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora