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"Estaré allí cuando duermas y estaré aquí cuando despiertes."

-Mikki D.

[______]

>>Llamada

-Gerald Lambord Riera, que gusto escuchar tu voz.
-Más gusto me da a mi, saber que no me olvidas.
-¿Estás de broma? Por un momento creí que tu mensajero traía una caja lo suficiente grande como para creer que enviabas a Isha Wayland.

A través del teléfono, escucho su risa, su varonil y fuerte risa, es de esas personas que tiene el privilegio de reír fuerte, sin preocuparse por el "que risa tan graciosa" todo lo contrario.

-Bueno, comienzo a creer que tu problema con ella era más personal, la chica no ha dado problemas.
-Nadie da problemas al principio.
-Ok, de acuerdo, cuando eso suceda, recibirás un mensajero con una caja lo suficiente grande para enviarte a tu diseñadora.
-No gracias, no hice ningún pedido. - ironizo.

Su risa vuelve a resonar, fuerte y encantadora que debo imitarlo casi por mero placer.

-Sigues siendo divertida, y acertada.
-Bueno, gracias- sonrió- y bien, si tu llamada no es por Isha, ¿a qué debo el honor?
-¿Qué haces hoy en la noche?
-Hoy, pues, no lo sé, llegar a casa, lavar ropa.
-Bastante divertido- su sonrisa se escucha a través del auricular móvil, me quiero reír, pero sólo muerdo mi mejilla y digo- Bueno, sonó bien en mi cabeza.
-Bien, pues no es algo que no puedas posponer.
-¿Así?
-Sí, ahora ¿hiciste pasar a mi mensajero?
-No, estoy siguiendo las órdenes de la llamada. ¿Bien?
-Sí, puedes decirle a tu bonita asistente, quien te observa atenta detrás de la puerta que haga pasar a mi mensajero ahora.

Subo la mirada a la puerta, por un momento siento una corriente eléctrica en mi columna vertebral y por impulso volteó a todos lados, Hann si esta mirándome atenta atrás de la puerta, pero ahora sé que sólo ha sido un comentario atinado, no podría estar aquí. ¿O sí? Aidan me mira con una intensa mirada que ha ahogado el color unos tonos, y sólo curveo un poco los labios, miro a Hann y asiento, sus mejillas se tornan un poco rojas, y sale, en cuestión de nada entra un sujeto alto, de uniforme negro con bordado morado, una gorra y un sobre blanco en las manos.

-Señorita ____
-Soy yo- respondo muy bajito, pero eso ya lo sabe, se trataba de una confirmación. Me tiende el sobre el cual abro, es un sobre demasiado grande para su contenido, dentro viene una tarjeta negra con una enorme "F" en el centro a color dorado, paso mis dedos por ella y se siente al paso la figura de garigoleos.

-¿Francés Rouse?
-Quiero invitarte a una cena de negocios, me has dicho que no tienes planes importantes, así que no hay pretextos.
-¿Negocios?
-Sí, negocios. ¿Pasó por ti a las 8?
-Bueno, puedo llegar sola al lugar.
-No, por supuesto que no, puedo enviar a mi chofer, ¿Sigues viviendo en el mismo lugar?
-Sí- digo con entusiasmo palpable, el cual enseguida corrijo- Bueno, no.
-¿Sí o no?- su diversión, me hace sentir rara.
-Sí, pero justo ahora están haciendo un par de arreglos.
-Entiendo, ¿vives en algún hotel?
-No, te haré llegar la dirección con Hann y tu secretaria.
-Bien, la espero, pero si no la tengo en 20 minutos, mandaré un nuevo mensajero.
-La tendrás- ruedo los ojos aún sabiendo que no puede verme, y luego sonrió. - te veo en unas horas.
-Ten un buen día.
-igual.

<<Fin de la llamada.

Miro un par de segundos más la tarjeta, el mensajero se ha ido de la oficina, Hann también está ausente, el único que sigue aquí, con el intenso fuego en sus pupilas es Aidan.

Desastrosa Coincidencia. (Aidan Gallagher)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora