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"Enseñame como burlarnos del destino y sus tontas y absurdas reglas."

-SHS.

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Las ansias saben en cada movimiento. Es calido, y se aferra a todo punto que el beso va dejando entre nosotros, tardó un poco más de la cuenta en saber que esto no a parado, porque yo soy la que se aferra a funcionar respuestas de su alma, por medio de su boca.

Mi cuerpo arde, me puedo deshacer ahora mismo entre sus manos, fundir mi cuerpo en él. De pronto todo esto es tan extraño, sus besos saben a mar, estoy guiando mis lágrimas para que mueran en el beso, me separo para respirar pero no abro mis ojos.

-¡No!- grito con furia alejandome de él, no alcanza a llenarme de aire los pulmones mis bocanadas brutas. -Eres un desastre con todas las letras. Yo también odio muchas cosas, ¿por qué tienes que ser un imbécil? ¿Por qué tenías que renunciar? Eres un ególatra, no te entiendo, y no puedo ser cruel contigo. Pero, maldición, ahora vas a ser el papá de un niño, o una niña, y vas a ser muy feliz, tendrás una casa y un perro, y un coche en el que lleves a tu esposa a cenar cada aniversario, y serás feliz y yo, yo voy a estar cuidando a Robin.
-¿Quién es Robin?- dice con una curiosidad muy puntual, ni siquiera le ha importado toda mi historia.
-¿Qué más da? Ahora, vete, me tengo que ir a las Vegas.
-No voy a dejar que te vayas y te cases con un imbécil.

Una y otra lágrima desfila, sobre mis mejillas. Esto es absurdo.

-¿Cómo llegaste aquí? ¿Cómo sabías cuál era mi habitación? ¡Maldición sal ahora!

Empiezo a lanzarle todos los objetos que aparecen en mi maletita, uno tras otro, y él sólo alza las manos en modo de defensa y rendición...

Con un movimiento ágil, me toma de las muñecas con fuerza y me sube a la cama, a horcajadas forcejea un poco, pero es fácil inmovilizarme.

-Vale, ya es suficiente. Yo no voy a ser papá y tú eres demasiado necia como para explicarte que hacía aquí, ahora mismo.

-Pues no te pedí explicación.

Me mira un par de segundos, pero vuelve a besarme, cuando me devuelve mis labios, me sonríe con ese toque venenoso que recorre todo mi ser, sus besos saben a desastre, a historia, a drama, a amor, a una combinación tan única que no la encontraría nadie, ni enlatada.

Yo, era primeriza en estos rollos, así que lo mejor que hacía, era tontear esperando que el diera un paso, y luego otro, y otro, y otro, naturalmente con su ventaja se deshizo de mis prendas de vestir, el contacto de sus manos frías me estremecieron; haciendo que un gemido saliera de mis labios.

-Perdón- dije cuando me Di cuenta que mis manos lo apretaba con fuerza.
-¿Estás bien?
-La verdad, me siento rara, no pensé que regresariamos a un hotel, es decir, en nuestros 5 sentidos- me gana la risa.
-Tienes razón, esto no está bien- se detiene, y piensa.- mereces algo más romántico, algo mucho mejor que está habitación de hotel, mereces una noche no tan fugaz.
-¡Oh, hablas demasiado Gallagher! Cállate y hazme el amor de una vez, no es el lugar, es el momento.

Sonríe a media luna, y ahí entró yo a rendirme, con esa magia que hace a mi corazón parecer un loco.

Me besa suavemente encajando su mano a la perfección a mi piel, recibo sus labios, con toda la culpa que puede a ofrecer un primer amor. Olvido los errores, las locuras y tonterías, me veo en toda su vida.

Desastrosa Coincidencia. (Aidan Gallagher)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora