🌱30🌱

1.3K 134 66
                                    

"Te convertiste en mi canción preferida, en la estrella más brillante en el firmamento. Te convertiste  en mi propio sol, y espero estar rodeado de tu luz, hasta mis últimos días de vida."

-S.

[Aidan]

Mi cuerpo está arriba de ella, con los brazos rodeandola evitando que mi peso caiga sobre ella, me detengo sólo para mirarla, tiene esa sonrisa bonita y traviesa, sus ojos destilan con mucha magia.

Trazo una imaginaria línea de su ojo izquierdo, depósito pequeños besos cortos y con parsimonia, recorro la línea, beso sus labios mientras una risita pequeña explota en mis oídos y me hace creer que lo estoy haciendo bien, eso o tiene bastantes cosquillas, beso su barbilla, y culminó la línea justo abajo de su lóbulo.

Acaricia mi mejilla con una delicadeza infinita, me veo en sus ojos y eso es lo que voltea mi mundo de cabeza absoluta.

-Oye...- muerdo mi labio mientras respiro por pausas, evitó reír para que ella pueda disfrutar de mi tontería.
-¿Dime?
-No Olvidaste tus bonitas pantis de conejitos ¿verdad?

Rueda los ojos antes de soltar su risa y su "Que idiota"

-Enserio, me gustan.
-¿Y tú, no Olvidaste el condón?

Mi sonrisa burlona se apaga, hoy por primera vez en mi vida siento que no tengo el control absoluto de la situación, ella logra hacer que yo parezca un tonto. Su sonrisa triunfal toca hasta sus ojos, y esa miradita de autosuficiencia me deja helado.

-¡Mierda!- digo con el proposito de que sea audible para todo el país.
¿Enserio, alguien puede ser más tonto que yo? ¡A que tipo de chico se le olvida cargar un condón!

-Bueno, Romeo. Supongo que te toca una ducha de agua helada.

Apenas termina su frase, se retuerse bajo mi cuerpo y ríe.

-No es gracioso, me Di cuenta que el condón que tenía en la cartera, simplemente dejo de estar ahí.
-¡Guaaau!- dice con esa malicia retórica que nos hace ponernos en la guerra del poder.
-¿Sabes cuando fue?- insisto, porque quiero que le pique el celo, quiero verla con el ceño fruncido y luego besarla, y besarla, sólo besarla.
-No, Aidan. No tengo idea de cuando fue, quizá la propina de un Bar.
-¡Ja ja ja!- finjo reír- No, no lo fue, pero desapareció, quizá lo ocupamos tú y yo aquel día.

Su risa se detiene rápidamente, y ahora soy yo el que río.

-¿Ni siquiera te fijaste si ese día lo usaste?
-Bueno, no.

Realmente no, quizá debí hacerlo, pero ese día todo fue muy raro, así que no fue culpa mía.

-Bueno, en el cajón izquierdo hay un paquete de condones.
-¿Qué?- respondo sorprendido.
-Tengo una vida sexual activa.

Sonríe tranquilamente, pero a mi no me hace gracia escucharlo, es raro estar en una situación así.

-¿Los vas a usar o no?- insiste de manera intensa, lo cual me pone un poco peor de nervioso, ahora titubeos y dirijo mis movimientos y atención a ese cajón, cuando jalo la madera hacia mi, el sonido de la madera y la Corredera metálica me proporciona un poco de normalidad, Tomo el  paquetito rosa con unos conejitos particulares ¡tiene un grave problema con esos animales de orejas grandes!

Desastrosa Coincidencia. (Aidan Gallagher)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora