Saga de las crónicas de Narnia. (Caspian y tu)

Capítulo 2.

*Aixa pov*

Al día siguiente nos despertamos en el refugio y vamos a casa que, de manera milagrosa, está intacta. Recogemos todas nuestras cosas y nos preparamos, ya que nuestra madre ha decidido enviarnos a casa del profesor Kirke, un viejo amigo de la familia que ha accedido a acogernos mientras dure la guerra.

Llegamos a la estación, donde hay miles de personas, tanto niños como adultos, despidiéndose para que luego entren al tren  todas las personas menores de 18 años, es decir, todos los niños y adolescentes. Nuestra madre está acabando de ponerle la etiqueta a Lucy. Por suerte se ha recuperado rápido del shock que tuvo ayer. Hay veces que le dura alguna semana y Peter y yo tenemos que ocuparnos de todo y cuando nos preguntan tenemos que poner la excusa de que está enferma.

-No te quites la etiqueta, ¿de acuerdo?¿Estás abrigada? -Le pregunta mamá a Lucy, quien  asiente con la cabeza al borde de las lágrimas.- Buena chica.

Mamá le pone la etiqueta a Ed y yo ayudo a Susan a ponerse la suya.

-Si estuviera papá no nos dejaría ir. -Dice Ed en tono malhumorado.

-Si estuviera, la guerra habría acabado. -Le contesta Peter.- Y no tendríamos que irnos.

-Harás caso a Aixa y a Peter, ¿verdad Edmund? -Le pregunta mamá.

Entonces mamá se acerca a darle un beso en la mejilla, pero él aparta la cara, haciendo que mamá se conforme con abrazarlo. Susan y yo miramos a mamá con pena, entonces ella se  nos acerca a Peter y  a mi para abrazarnos a la vez y susurrarnos:

-Prometedme que cuidaréis de ellos.

-Lo haremos mamá -Contestamos a la vez.

-Mamá, prométeme que no te volverás a ir. -Le digo refiriéndome a que no entre en shock otra vez, mi voz está  entrecortada.

-Lo prometo. -Me dice.

Cuando mamá se acerca a Lucy de nuevo Peter me abraza con el brazo izquierdo para tranquilizarme. Solo falta Susan y cuando se acerca a ella le dice:

-Sé buena chica. -Susan asiente y veo una lágrima bajar por su mejilla.- Muy bien, marchaos. -Nos dice a todos dolida.

Todos cogemos nuestras cosas y Peter coge a Lucy de la mano. Yo me acerco a Susan y a Ed y les ofrezco una mano a cada uno. Subimos al tren y  Lucy está parada en medio del pasillo llorando. Suelto las manos de Susan y Ed y cojo a Lu en brazos para ir consolándola y evitar que se haga cola. Cierran las puertas del tren y nos acercamos a una ventana abierta para despedirnos. Vemos a mamá llorando y nos despedimos de ella con la mano hasta que queda fuera de la vista. Buscamos un vagón libre y al final nos sentamos con dos niños que nos dijeron que podíamos sentarnos con ellos. Lucy se sienta encima de mis piernas, Susan se sienta a mi lado y enfrente Peter se sienta con Ed, quien solo mira por la ventana. El tren va cogiendo velocidad por el camino y va parando para dejar que algunos niños  bajen a buscar a sus nuevas familias de acogida. Después de unas horas en el tren llegamos a nuestra parada, la más alejada de Londres. Bajamos del tren y vemos que no hay nadie en la estación. Entonces viene un coche y empezamos a correr hacia él pensando que es quien nos recogerá pero el coche pasa de largo. Nos quedamos mirando alrededor, en busca de alguien peor todo está desierto.

-El profesor sabía que veníamos -Dice Susan en un tono confuso al ver que no hay nadie.

-A lo mejor nos han etiquetado mal... -Dice Ed ganándose una mirada severa de parte de Peter.

Volvemos a mirar alrededor y de repente se oye un caballo cada vez más y más cerca.