Esta es la historia de Aixa Pevensie ,la hermana melliza de Peter Pevensie, o eso creía ella hasta que descubrió el maravilloso mundo de Narnia y todos sus secretos. Nuestra querida protagonista pasará por cambios y decisiones que cambiarán su vida...
Me dirijo a la carpa de mi padre y la abro para dejarles pasar, primero entra la Bruja, luego Aslan y por último entro yo, cerrando la carpa tras mi paso. Me doy cuenta de que se forma el silencio fuera, que de repente es interrumpido por pequeños murmullos. Me siento en una de las butacas y mientras mi padre se sienta a mi lado le señalo la silla de enfrente a Jadis.
-No dejaré que dañes a nadie de este campamento mientras que yo esté viva. -Le digo seriamente.- Desde que alguien pone un pie en este campamento está bajo mi protección.
-No me importa lo que tu estés dispuesta a a permitirme. -Me dice.- Su sangre...
-Ya nos ha quedado claro a todos antes. Su sangre te pertenece. -Digo irritada.
-No pienso renunciar a su sangre. -Dice.
-Y yo no pienso entregártelo. Hagamos un trato. -Digo mirando a Jadis.
-Solo hay un trato posible. -Dice ella con una sonrisa radiante.
-¿Qué trato propones? -Le digo.
-Uno de vosotros podría ocupar su lugar. -Dice.
-Bien. -Digo sorprendiéndola.
-¿Qué? -Dice confusa por mi reacción.
-Acepto tu trato. Uno de nosotros estará allí esta noche.
-Prometedlo. -Exige ella.
-Lo prometo. -Digo aguantándome las ganas de sonreír.
-Bien...¿Quién de los dos irá? -Pregunta con satisfacción.
-Iré yo. -Dice Aslan.
-No. -Le digo. -Iré yo te guste o no, no dejaré que te pase nada. Te he encontrado y no volveré a perderte.
-Pero...
-Sin peros, papá es mi decisión y la vas a respetar. -Un nudo se forma en mi garganta.- Si tu murieras a mi no me quedaría absolutamente nada, pero en cambio si muero yo, a ti te quedará Oreius. Además, ya llevas bastante tiempo sin mi.
-Entonces...la decisión está tomada. -Dice la Bruja con satisfacción.
-Sí. -Digo.
La Bruja sale de la carpa.
-Sabes que yo también iré, ¿no? -Me pregunta mi padre.
-Lo sé, aunque solo me acompañarás. Pero era mejor no discutir frente a ella. Aunque...se llevará una sorpresa.
-La Magia Insondable.
-Exacto.
-¿Lo tenías planeado? -Me pregunta.
-Desde que me lo explicó Oreius. -Respondo asintiendo.
-Eres igual de valiente que tu madre. -Me dice con dolor antes de salir.
Mis ojos se llenan de lágrimas ante su mención y , tras suspirar, salgo de la carpa.
Llega la noche y me preparo. Me pongo una capa ya que hace bastante frío y recojo mi pelo de manera sencilla.
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No cojo ninguna de mis armas ya que no las necesitaré. Salgo de la carpa, me acerco al límite del bosque y me pongo a esperar a que llegue mi padre. Cuando él llega me subo a su lomo y nos adentramos en el bosque. Al rato Aslan se para y descubrimos a Lucy y Susan siguiéndonos.
-¿No deberíais estar en la cama? -Pregunta mi padre.
Ellas salen de detrás de un árbol con la cabeza baja.
-¿Qué hacéis aquí? -Pregunto un tanto confusa.
-No podíamos dormir. -Dice Lucy.
Una cosa que me gusta de ellas es que no saben mentir y por ello siempre puedes saber si hay intenciones ocultas detrás de sus mentiras.
-Por favor, Aslan, Aixa. ¿Podemos ir con vosotros? -Pregunta Susan sabiendo que las he descubierto.
-Claro. -Contesto.- Nos encantaría tener compañía esta noche.
-Gracias. -Dice mi padre.
Caminamos por el bosque y de repente Aslan se para.
-Es aquí. -Dice.
Me hace bajar de su lomo y se acerca a las chicas.
-Nosotros debemos quedarnos aquí. -Dice a Susan y Lucy.
-Llegó la hora. -Digo suspirando.- Desde ahora he de continuar sola. Chicas id con Aslan y preparad las tropas.
Abrazo a Aslan y junto nuestras frentes para luego empezar a caminar hacia la Mesa de Piedra. Al llegar empiezo a subir las escaleras con la cabeza alta mientras mantengo una expresión seria en mi rostro. Los narnianos presentes se ríen de mi a mi paso pero no les hago caso. Al llegar arriba me encuentro cara a cara con la Bruja y veo que ella ya tiene la daga preparada.
