Capítulo 26

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*Aixa pov*

 En medio del caos que se forma matamos a un telmarino que se acerca a atacarnos y entonces empiezan a tirar rocas con sus catapultas hacia nuestra zona y hacia el altozano. Sin pensármelo un segundo más subo con los arqueros para asignar lugares.

-¡Susan! -Grito para que me oiga en medio del ruido de la batalla.- ¡Indica a los arqueros cuando disparar!

Justo acabo de hablar cuando la caballería enemiga empieza a avanzar con rapidez hacia nosotros.

-¡Arqueros listos! -Grita Susan para que la oigamos.

Todos seguimos su orden y cogemos los arcos con firmeza. Veo a Caspian montado en su caballo entrar al altozano con el grupo acordado para seguir con la siguiente parte del plan que habíamos preparado por si las cosas se torcían como ahora.

-Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis... -Cuento en un susurro.

-¡Apuntad! -Grita Susan la siguiente orden.- ¡Seguid a vuestro blanco!

Todos obedecen a su orden, incluyéndome.

-Ocho, nueve... -Sigo contando en el mismo tono de antes mientras voy siguiendo la dirección de mi objetivo.

-¡Preparados! -Grita entonces Peter a los narnianos de abajo.

-Diez. -Digo en voz alta.

Justo al decir este número una gran parte de tierra empieza a desaparecer frente a nosotros, haciendo que la caballería telmarina caiga en un hoyo.

-¡Ahora! -Grita Susan.

Todos soltamos nuestras flechas a la vez, disparando al hoyo y matando a los telmarinos que se encuentran en su interior, o al menos a su gran mayoría.

-¡A la carga! -Grita Peter.

Todos los narnianos que se encuentran en el campo de batalla avanzan y los que estaban creando el hoyo bajo tierra guiados por Caspian salen por unos túneles a las espaldas de los telmarinos que habían aquí, dejándolos así completamente rodeados. Los soldados telmarinos situados en el fondo del claro empiezan a avanzar hacia nosotros. Los grifos cargados de piedras salen al vuelo cuando Ed se lo indica con su espada, lanzando así las piedras hacia las catapultas enemigas pero, para nuestra desgracia, los telmarinos lograron derribarlos a casi todos con arqueros y sus lanzamientos de piedras.

-¿Y Lu y Tai? -Vuelvo a preguntarle a Susan con preocupación.

Ella me mira con una mueca y niega con la cabeza, indicándome que no tiene ni idea de dónde están o de si están bien o no.

-¡Al altozano! -Grito empezando a organizar una retirada estratégica. 

Todos los narnianos empiezan a acatar mi orden y a retirarse hacia el altozano como les he dicho. Los telmarinos al ver nuestra intención vuelven a lanzarnos rocas gigantes con sus odiosas catapultas.

-¡Preparaos! -Grita Susan.

Las rocas rompen la entrada del altozano, impidiendo a los narnianos refugiarse ahí. La mayoría de los narnianos paran en seco a tiempo pero otros pocos quedan medio aplastados por las rocas, dejándolos heridos o incluso muertos. Sus compañeros sacan a los heridos y los dejan en una zona de nuestro campo más apartada para que estén apartados de la batalla y no puedan hacerles más daño a menos que pasen por encima de nosotros. Uno de los árboles va a caer sobre Susan a causa del temblor que ha producido el derrumbamiento de las enormes rocas de lo que era la entrada al altozano pero la empujo hacia Trumpkin para salvarla. El árbol me da a mi y me tira. Trumpkin alcanza mi mano justo a tiempo. Miro hacia abajo y veo que no hay ningún saliente en el que pueda caer sin hacerme daño, únicamente me espera una gran caída que seguramente puede matarme. Mi mano empieza a medio soltarse de la suya por el peso y el esfuerzo y veo que, si no me suelto, Trumpkin caerá conmigo. Suspiro cerrando los ojos y suelto su mano poco a poco susurrando un "perdóname".

-¡Aixa no! -Oigo gritar a Susan y Trumpkin a la vez con miedo y lástima.

-¡Orion! -Grita Caspian con terror seguramente al ver que he soltado la mano del noble enano.- ¡Ayúdala!

Abro los ojos y miro hacia abajo. Veo a Orion correr hacia mi y el suelo cada vez más y más cerca. Caigo en los brazos de Orion quién, gracias a Aslan, ha llegado a tiempo.

-Gracias. -Le digo con una sonrisa sincera.

Él asiente devolviéndome la sonrisa y me deja en el suelo con cuidado. Ed, Susan, Peter y Caspian llegan corriendo a donde estamos. Caspian me abraza como si nuestras vidas dependieran de ese abrazo y reparte besos por la parte superior de mi cabeza con varios suspiros de alivio. Cuando me suelta empezamos a correr hacia el ejército telmarino. La batalla acaba de empezar y, sin la ayuda de Aslan, ellos tienen las de ganar.

Saga de las crónicas de Narnia. (Caspian y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora