Saga de las crónicas de Narnia. (Caspian y tu)

Capítulo 21

*Omnisciente pov*

Los telmarinos estaban acabando su trabajo en el río y los narnianos sabían que no tardarían en llegar a su pequeña fortaleza. Lord Miraz se había proclamado a sí mismo rey de los telmarinos. Él confiaba en que la reina Aixa estaba muerta y que los narnianos estarían llorando su muerte, volviéndose vulnerables a cualquier ataque de su parte. Pero lo que él no sabía es que eso no era así. Los narnianos no se encontraban llorando ninguna muerte de ninguno de sus amados reyes, si quiera la de algún compañero o amigo de los pocos que habían caído en la batalla en el castillo de Lord Miraz. Los únicos sentimientos que corrían por sus venas eran el amor y la venganza.

Miraz había convocado una reunión en el castillo en la cual pedía ayuda a los demás Lords para acabar con los narnianos en una última batalla. El resultado fue muy satisfactorio para Miraz ya que había conseguido contar con el apoyo de Beruna, Galma, Tashbaan y Ettinsmoor. Eso creó un gran ejército que podría acabar con los narnianos y con Narnia entera si lo desearan.

Casi todos los habitantes de Telmar apoyaban al rey, otros, cómo Lord Sopespian o el general Glozelle, no estaba de acuerdo con la idea de acabar con los narnianos pues pensaban que podrían convivir juntos en paz y aprender los unos de los otros. Pero, cómo siempre, debían obedecer al rey ya que sino serían acusados de traición y condenados a la muerte más dolorosa que pudieran llegar a imaginar.

El puente que habían estado construyendo los telmarinos para llegar a las tierras de dominio narniano estaba acabado y miles de soldados lo cruzaban, unos tras otros, preparándose para luchar a muerte contra esa diversidad de, como llamaban ellos a los narnianos, extrañas criaturas violentas y sin uso de la razón. Con ellos llevaban una gran diversidad de armas de guerra, dónde se diferenciaban diversas catapultas.

*Caspian pov*

Me encuentro admirando una de las pinturas dónde sale mi querida Aixa al lado de su trono, según lo que me contó el Profesor Coronelius la pintura debe estar representando el momento de su coronación en lo que supongo que solía ser el castillo de Cair Paravel. Aún estoy procesando las palabras de mi hermana pequeña. Muchos os preguntaréis, ?de qué estás hablando? Bueno cuando dejé a Aixa a solas con los demás reyes me encontré con mi hermana y estuvimos un buen rato hablando, ella me confesó que estaba buscando a Edmund y, tras una pequeña charla logré hacer que me confesara que le gustaba el rey Edmund. El rey Edmund es buena persona y he notado que la quiere mucho, al igual que ama a sus hermanas y que cuida de Aixa pero...¿Sería capaz de protegerla y de cuidarla si me pasa algo durante esta guerra? ¿Sería capaz de sacarla a flote si se hunde porqué me pase algo? Espero que sí porqué ahora no están nuestros padres para ver si él es el correcto para ella. También pienso en qué pasará después. Si ganamos la guerra, tendré que convertirme en el nuevo rey de Telmar. Sé que mi hermana y Aixa me aceptarían ya que las dos lo han hecho desde el primer momento pero... ¿Los demás? Ellos desconfiarían de mi, se quedarían en Narnia para procurar que no volviera a las dictaduras de mi pueblo...Nadie confiarían en mi... Miles y miles de pensamientos de este tipo me llenan la cabeza mientras mi mirada se queda fija aunque distante en al pintura frente a mi.

-¿Os alegráis de haber usado el cuerno mágico? -Pregunta la voz de Nikabrik a mis espaldas.

Me giro a mirarlo un poco asustado ya que no lo he oído venir.

-Vuestros reyes os han fallado. -Sigue diciéndome.- Medio ejército ha muerto y a la otra mitad le queda poco...Luego le seguirán todos tus seres queridos y tu serás el último, suplicando por tu muerte para que todas las pérdidas habidas dejen de doler...

-¿Qué quieres? ¿Qué te felicite? -Le pregunto enfadado pues ya está empezando con sus burlas y no estoy de humor cómo para aguantarlas.

-¿Queréis a vuestro tío? Igual nosotros. -Dice ignorándome.- ¿Queréis su trono? Podemos ayudaros.

El enano sonríe y me indica que le siga. Me quedo fijo en mi sitio durante unos segundos, procesando sus palabras. ?Acaso había dicho "nosotros"? ¿De quién hablaba? Finalmente la curiosidad le gana a la sensatez y decido ir tras él. Caminamos en silencio y, siendo sinceros, es un silencio incómodo, el típico silencio el cual que quieres evitar, del que quieres escapar porque sabes que no traerá nada bueno... Pero, por alguna extraña razón, no le hago caso a mis instintos y sigo caminando tras el enano.

-Habéis recurrido a un antiguo poder y ha fallado. Pero existe un poder aún mayor. -Me explica mientras vamos hasta la Mesa de Piedra.- Uno que mantuvo a raya a Aslan durante más de 100 años.

Sus palabras me hacen fruncir el ceño, completamente confuso. ¿Por qué habla de esta forma? ¿De qué tipo de magia está hablándome? Se oyen unos gruñidos en el fondo de la sala, los cuales me hacen salir de mis pensamientos y desenfundar mi espada a toda velocidad.

-¿Quién anda ahí? -Pregunto con un tono firme.

-Soy hambre. -Dice una voz muy grave la cual no puedo ni identificar ni encontrar la fuente de ésta.- Soy sed. Puedo ayunar durante 100 años y no morir.

Miro en todas las direcciones intentando encontrar al propietario de esa voz y entonces un hombre lobo aparece en mi campo de vista. Retrocedo un par de pasos mientras mantengo mi mirada fija en la criatura frente a mi.

-Puedo pasar 100 noches sobre el hielo, y no congelarme. Puedo beberme un río de sangre y no reventar. Mostradme...vuestros...¡ENEMIGOS! -Dice finalmente quitándose la capucha y soltando un terrorífico gruñido.

Éste se posiciona enfrente mío y a su lado aparece una...¿arpía? Sí, una vieja y horrorosa arpía. ¿Dónde han estado ocultas estas criaturas hasta ahora? ¿Por qué están aquí? Bueno, no creo que importe mucho si es que pueden ayudarme.

-Vuestro odio es nuestro. -Empieza a decir la arpía.- Nadie odia más que nosotros.

-¿Y podéis...garantizarme la muerte de Miraz? -Pregunto bajando la espada.

-Eso y más. -Me contesta la arpía.

Sus palabras terminan de convencerme y guardo la espada, miro de nuevo a Nikabrik y él asiente.

-¡Dibujemos el círculo! -Dice la arpía entonces, completamente emocionada.

La arpía y el hombre lobo empiezan a dibujar el círculo en el suelo con sus garras mientras recitan algo en una lengua desconocida para mi. Me dejan en el centro del círculo y en mi cabeza se empiezan a formar de nuevo varias preguntas y sospechas. ¿Es realmente necesario un ritual para matar a Miraz? La arpía saca una especie de arma con forma de vara y la clava en el suelo con fuerza, haciendo que varios centímetros desaparezcan en el interior del suelo. La zona más cercana a la vara empieza a cubrirse de hielo y entonces lo entiendo todo. Ellos no quieren ayudarme. Sólo era una trampa para que les ayudara a traer de vuelta a la Bruja Blanca, sólo me están usando y yo, como un completo idiota, he caído de lleno. La capa de hielo sigue avanzando hasta que de queda en un punto dónde crea una fina pared en la que a los segundos aparece la Bruja Blanca o al menos una versión de ella puesto a que hace 1000 años que está muerta.

-Esperad. -Digo.- Esto no es lo que quería.

Intento retroceder pero el hombre lobo me sujeta de tal manera que no puedo moverme del sitio y la arpía me hace un corte en la mano izquierda. La cierro al instante con una mueca de dolor. Intento soltarme o hacer ruido para que alguien se de cuenta de que hay problemas y venga a ayudar.

-Con una simple gota de sangre, me liberarás. -Me dice la Bruja con una voz que llama a la tentación.- Y será tuya, mi rey.

-¡No! -Grito queriendo correr y alejarme de allí.

La Bruja saca su mano del hielo y ya no puedo moverme, me quedo como hechizado. Poco a poco mi mano rebosante de sangre se va acercando a la suya, pálida y blanca como la nieve.

-¡Alto! -Grita una voz conocida entrando.

Hola, siento mucho haber estado tan inactiva. Espero que esta vez pueda actualizar más pronto. Me gustaría que los que leéis mi historia desde e inicio de todo ( Narnia 1) comentarais que os parece y que cambiaríais, si queréis que os dedique un capítulo, etc.