Esta es la historia de Aixa Pevensie ,la hermana melliza de Peter Pevensie, o eso creía ella hasta que descubrió el maravilloso mundo de Narnia y todos sus secretos. Nuestra querida protagonista pasará por cambios y decisiones que cambiarán su vida...
Es el día de la coronación y mentiría si dijera que no estoy nerviosa porque, la verdad, estoy demasiado nerviosa. Unas doncellas están conmigo en la habitación. Mientras dos me limpian el cuerpo y acaban de curar mis heridas, las otras preparan todo para vestirme y peinarme. Intenté convencerlas de que no tenían por que tomarse la molestia de prepararme, que lo podía hacer yo sola, pero insistieron diciendo que para ellas era un honor prepara a alguien tan importante para Narnia así que, después de rato de discusión, me dejé vencer y las dejé trabajar. Intento relajarme mientras lavan y masajean mi pelo pero no da resultado y acabo aún más nerviosa, temiendo hacer el ridículo en frente de toda la población de Narnia. Acaban de limpiarme y salgo de la bañera. Me secan y me ponen una toalla alrededor para tapar mi cuerpo desnudo. Me sientan en una silla y empiezan a peinarme. Al acabar observan el resultado satisfechas, me miro al espejo y me quedo sorprendida al ver el peinado.
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Las doncellas me hacen levantarme de la silla, me quitan la toalla y empiezan a vestirme. Después de apretar el corsé, colocar el vestido y arreglarlo me dejan ver el resultado.
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El vestido es hermoso, solo falta una cosa: los zapatos. Que, por desgracia, son de tacón. Me ponen los zapatos y me enseñan a andar con ellos ya que, aún queda una...media hora para que venga mi padre a buscarme para la coronación. Pasa la media hora y ya he aprendido a usar los tacones. Solo espero no caerme por el camino. Llega mi padre y me despido de las doncellas con un abrazo.
-Muchísimas gracias. -Les digo sincera.
-No hay de qué. -Me contesta una.- Creo que somos nosotras las que debemos agradecerle.
-Gracias a usted podemos ser libres y vivir sin miedos. -Me dice la más joven.
Salimos de la habitación y en medio de nuestro camino me detengo a mirarle.
-Padre... -Le llamo ganándome su atención.
-¿Sí?
-En la Mesa de Piedra...vi a mamá...ella me dijo que podía elegir entre seguir viviendo o morir. -Empiezo a explicar intentando encontrar una manera de explicarlo todo con sentido y orden.- Ella no era una traidora, ¿verdad?
