Cap 49. Luna Original

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- Perdóname, hermano.

Yorīchi se disculpó conmigo por haber llegado tarde y por la muerte de mis hombres.

Él se había convertido en un hombre sin defectos
Vi su fuerza y habilidad, y quería que eso fuera mío.

Abandoné mi hogar, mi esposa y mis hijos para seguir el camino de cazador de demonios como Yorīchi.

Yorīchi le enseñaba a los demás su técnica de espada y respiración, pero nadie alcanzó su nivel.
Entonces, él se adaptó a las fortalezas de cada persona, y así surgieron las variantes del aliento solar.

Poco tiempo después, también surgió en mí una marca, igual a la de Yorīchi.

Al final, no pude usar el aliento solar, apenas pude usar una variante que más tarde llamaría aliento lunar.

Pensé que podría alcanzar a Yorīchi si entrenaba un poco más, pero todas las personas marcadas comenzaron a morir repentinamente.

Consiguieron las marcas a cambio de su vida.

Ya no existía un futuro para mí.

- Entonces, ¿por qué no te vuelves un demonio? Si te conviertes en demonio, vivirás eternamente. Es un cambio de intereses, tú quieres perfeccionar tus técnicas y yo un demonio capaz de usar alientos. ¿Qué dices? Tú puedes elegir, los demás no ― sugirió un sujeto.

Mi deseo estaba justo delante de mí.

Fui liberado de mis ataduras, pero tú apareciste de nuevo delante de mí.

Aún estando viejo, me demostraste que trascendiste este mundo.

Nadie, ni siquiera ese hombre pudo hacerte un rasguño.

¿Por qué?

¿Por qué siempre me haces sentir patético?

Atacó al cuerpo muerto de Yorīchi, y lo cortó por la mitad.

De su ropa, una pequeña bolsa decorada salió y, de ella, un objeto especial.

- Esta flauta que me diste, pienso en ella como si fueras tú, hermano.

La pequeña flauta que Michikatsu le había dado a Yorīchi, aún la mantenía con él.

Detente.
Te odio.

Sólo ver tu cara me hacia querer vomitar.
Escucharte me hacia crujir de ira.
Aún con todo y eso, tu rostro es el que más recuerdo con claridad.
No recuerdo el rostro de nuestra madre o padre, de mi esposa o hijos, ¿por qué puedo ver el tuyo con tanta claridad?
Aún cuando eras el que más quería olvidar.

Todos los que te rodeaban, te anhelaban y extendían tus manos hacia ti.
Sin embargos, nuestra única opción era retorcernos del dolor.

No obtuve nada de todo esto.
Abandoné mi hogar.
Mi esposa y mis hijos.
Abandoné mi humanidad.
Corté sin dudar mi descendencia.
Abandoné mi pasado samurái.
A pesar de ir tan lejos, ¿no sirvió de nada?

Pilar Brillante [Concluida]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora