Cap 59. Miembros

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En ese momento, su cabeza hizo click.

- Maldito, ¿cómo se supone que te ayudaré en mi condición? ― dijo Uzui.

- Jajajaja. Era una broma. No podría pedirte algo como eso... Quiero que sigas viviendo tu vida como lo haces ahora... Por demonios, no te preocupes. Sólo han pasado dos años desde que la supuesta muerte de Muzan pasó, por lo que no deberían haber demonios fuertes. Incluso alguien tan decrépito como tú podría con ellos ― dijo Izuku.

- No estoy decrépito. Ahora soy más extravagante ― dijo, con orgullo en su tonto ―. Ahora que te auto-proclamaste la cabeza de los asesinos de demonios, ¿planeas traer de vuelta a los que ya estaban antes?

- Una parte de mí me dice que es necesario... Pero otra parte de mí no quiere perturbar la paz que ellos viven... Quiero que sean felices en la ignorancia, porque yo me encargaré de hacer esa vida de fantasía que llevan realidad.

- Tch. Sé por dónde vas. Quieres hacerlo tú solo todo. Maldición, se egoísta al menos una vez. Kochō se enojará contigo definitivamente si haces algo como eso.

- Es posible... Lo pensaré ― dijo Izuku.

****

La noche ya había llegado.

La reunión de Uzui e Izuku terminó cuando el sol se puso.

Izuku entró en su casa y vio que Shinobu estaba recostada en el sofá con una manta y una almohada.

- ¿Hm? ¿... Qué haces ahí? ― preguntó Izuku.

Ella tapó su cuerpo completamente con la manta.

- No pienso dormir contigo ― respondió.

Izuku vio la escena por varios segundos, extrañado.

- Ah... Jajajaja ― exclamó.

Ella se esperaba de todo menos una risa.

- ¿Qué... Es tan gracioso?

Izuku caminó hasta dónde ella estaba y la levantó como un saco de papas, caminado hacia la habitación.

- ¿¡Qué haces!? ¡Suéltame! ― exclamó, agitando su cuerpo.

- Hm ― sonrió Izuku ―. Mi bella esposa. ¿En serio creíste que te dejaría dormir en el sofá? Jamás haría algo como eso... Si en todo el mundo no hubiera un lugar cómodo, daría mi cuerpo para que descansaras en él ― dijo.

Con simples palabras hizo que dejara de hablar y agitar su cuerpo.

Entró en la habitación y la sentó en el borde de la cama, acto seguido, se agachó hasta su altura.

- Hazme el favor de descansar como se debe. Si estás molesta, yo seré quién duerma en el sofá... Jamás dejaré que no descanses bien por mi culpa, todo eso porque te amo ― dijo, sonriéndole amablemente.

Sin decir nada más, se levantó y caminó hasta la salida, cerrando la puerta.

Ella estaba sin palabras.

Se dejó caer en la cama y cubrió su rostro con una almohada.

- ¡¡Ahhh!! ― exclamó, suprimiendo la mayor parte del sonido ―. ¡Es tan cursi!

Pilar Brillante [Concluida]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora