Cap 12. Nuestras Espadas

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- Fui demasiado ingenuo... ― pensó Tanjirō.

Tanjirō caminaba por un camino, apoyándose en un bastón por el cansancio y por sus heridas.

- A pesar de que me enfrente a ocho demonios en la selección final, los maté a todos sin siquiera poder tener una conversación normal con ellos... No tuve la oportunidad de preguntar... Por una manera para volver a un demonio nuevamente en humano... Lo siento, Nezuko, lo siento mucho ― pensó.

Llegó hasta una pequeña colina al pie de la montaña y se apoyó en un árbol, miró hacia el frente y pudo ver la cabaña de Urokodaki.

- Estoy aquí, Urokodaki-san... Nezuko...

La puerta de la cabaña de Urokodaki salió volando de una patada, sorprendiendo a Tanjirō. Por esa puerta salió Nezuko, que luego de dos años dormida, despertó.

- ¡Ah! ¡Nezuko, tú... ¡Has despertado! ― exclamó Tanjirō, al ver a su hermana

Nezuko volteó a verlo y comenzó a caminar a su dirección poco a poco hasta correr.

- Nezuko... Ugh

A causa de sus heridas y por el agotamiento, Tanjirō cayó al suelo. Cuando levantó la cabeza, fue abrasado por Nezuko. Al sentir el abrazo, Tanjirō abrazó con fuerzas a su hermana.

- ¡Wah! ¿Por qué caíste en coma tan repentinamente? Te quedaste ahí en cama y no despertabas, ¡¡pensé que estabas muerta!! ― exclamó, mientras lloraba.

En ese momento, Urokodaki se unió al abrazo.

- Finalmente volviste con vida ― dijo Urokodaki.

Lágrimas eran notables en los costados de la máscara de Urokodaki. Los tres estuvieron abrazados por un tiempo...

*****

- No fue tan difícil como lo imaginé... ― pensó Shōto. ¿Ese era el tal "Tanjirō" que Izuku-san me contó...? Bueno... Oficialmente soy un Cazador de demonios. Tengo mi uniforme, mi cuervo, y también... Un maestro que me espera en casa, el cual seguramente estará perdiendo el tiempo con mi hermana... ― pensó.

Llegó hasta la puerta de su casa y presionó el timbre.

*timbrazo*

- ...

No habían señales de vida dentro de casa.

*timbrazo*

- ...

*Silencio*

*timbrazo* *timbrazo* *timbrazo*

- ¡Esto si que no, sensei! ― pensó Shōto.

Con su don de hielo, saltó el pequeño muro y corrió hasta la puerta de su casa y abrió la puerta con una patada.

*portazo*

Dentro pudo ver a Izuku en toalla en el refrigerador. Izuku volteó a verlo con una mirada indiferente.

- ... ¿Cuándo volviste...? ― preguntó Izuku.

- Justo ahora... ¿Qué haces en toalla? ― preguntó Shōto.

- ¿Eres tonto o algo así? Vengo saliendo de la ducha ― dijo.

- Claro... ¿Dónde está Fuyumi? ― preguntó.

- ¿Fuyumi-san? Fue al supermercado...

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Pilar Brillante [Concluida]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora