PERSEA FORKS - Un cumpleaños entre dioses

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MI HISTORIA XXXI

Así que sí, ví como Jasper se iba, pensé que al menos lo tendría a él en este campamento, pero veo que me equivoqué.

Tendría que estar aquí con más desconocidos, además de lidiar con el amigo de Jasper, el oscuro y siniestro amigo de Jasper, que con solo mirarlo me daban escalofríos, aunque me resultaba guapo.

— ¿Lista para tu primera clase? Persea —

Bufé con aburrimiento tomando una flecha junto a un arco— soy Lyra —

— por lo general llamó a los campistas por su primer nombre, pero podría hacer una excepción, peleaste contra Thalia, no mucho tienen ese valor —

Tome un guante especial para arcos y lo puse en mi muñeca— aunque si hubiera sabido que es la hija de Zeus, probablemente no lo hubiera hecho —la tipa me lanzó un rayo.

Los demás campistas que también practicaban conmigo hacían ejercicio, otros encendían antorchas, fruncí mi ceño y no le tome importancia.

— sea como sea, ya has formado una actitud y papel en el campamento y los demás se guiarán por ella —

— ¿Actitud? ¿Papel? —y aquí estaba yo, hablando con un hombre mitad caballo que se decía era una especie de ser mitológico, llamado centauro.

Quirón sonrió de lado— todos te verán, no solo como la nueva, sino como una chica decidida y firme a sus palabras, posiblemente temeraria por luchar contra Thalia,pero definitivamente alguien que no debe ser tratado a la ligera —

¿Temeraria?

— decidida y firme —masculle aturdida por las palabra, jamás había decidido nada en mi vida, ni tampoco había permanecido firme, solo sobrevivía.

— atención, flechas encendidas —

Y estando sumida en mis pensamientos, Quirón, el centauro se posicionó frente a nosotros.

— ¿Flechas encendidas? —cuestione en el momento en que una luz se desprendió de mi lado, cuando uno de mis compañeros de arquería apareció con una flecha incendiaria a mi lado, de un susto termine apartada mirando cómo se atrevía a estirar el arco.

— Lyra, ¿Dónde está tu flecha encendida? —Quirón me cuestionaba como si fuera lo más normal.

Tal vez para ellos sí era y también debería ser para mí, pero ¿flechas incendiarias? Nadie a menudo en el mundo pedía que incendiara una flecha.

Pero la mirada de todos estaba en mí y no podía simplemente retractarme, cuando en especial, ese chico de mirada sigues se atrevía a vigilarme en la distancia.

— iré a encenderla —así que armada de valor, pero con un nudo en la garganta me atreví a responder, volviendo al lugar dónde antes ví una antorcha que creía que era de adorno y derramando en líquido encima de la punta de la flecha, acerque a poco la punta a la llama, esperando que mis manos no fueran resbalosas y terminaría causando un incendio.

— bien, Lyra ahora regresa con nosotros —lo había logrado, volví a mi punto de partida y asentí frente a Quirón, mirando el lienzo, sintiendo como una corriente recorría mi espalda.

El viento soplaba, lo que dificulta mi vista, porque el cabello tapaba mis ojos.

— a la cuenta de tres, los que no den en el blanco deberán hacer limpiar el excremento de los caballos, sin guantes —caras de disgustos aparecieron pronto y mi derrota ya la sentía, el cabello en mi rostro no era bueno y no sé porque no me lo recogí, cuando entrenaba con mamá siempre me encargaba de recoger mi cabello y tenerlo amarrado para poder pelear bien, pero está vez se me fue la onda— tres... —era buena en el arco, eso lo sabía— dos... —pero ¿Y si el viento la desviaba?— uno... —no podía pensar en eso ahora. Solo fui capaz de escuchar el sonido de las flechas y no podía quedarme atrás, fueron fragmentos de segundos cuando lance mi flecha sin medir y mantuve la esperanza de que no tuviera que limpiar popo de caballos.

PERSEA FORKS © - La Gracia de ArtemisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora