Cuando Persea Forks vive con su madre y sin problemas, lejos de la vida ajetreada de la ciudad y demás ocupaciones, su madre Lily, le guarda secretos de su padre.
Lyra mantiene la idea de que su padre nunca apareció porque decidió vivir su vida inde...
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MI HISTORIA LXXIII
PERSONA OMNISCIENTE
La discordia, los enfrentamientos y los acuerdos no resueltos los cuales dan lugares a grandes disputas siempre han estado presentes en la historia de la humanidad. Grandes civilizaciones han plasmado este tipo de conductas en grandes mitos y hasta han personificado esta faceta del ser humano en dioses, los cuales en la antigüedad plasmaron muchas de las debilidades del hombre, pues los dioses podían ser caprichosos al igual que nosotros y mostrar debilidades. Dentro de todo este catálogo de dioses existe una diosa que sin duda era temida por los antiguos griegos con tan solo mencionar su nombre, pues esta salía desde su guarida desde lo más oscuro del tártaro y se hacía presente en riñas para lograr su objetivo, la discordia entre los seres humanos, los acuerdos que no llegaban a una resolución y que siempre terminaban con violencia o venganzas, inimaginables.
Se decía que la crueldad de los dioses era tan oscura que ningún humano sería capaz siquiera de concebirlo. Mucho más cuando un dios decidía jugar con los humanos, experimentar era normal en ellos, eran inmortales y amaban causar caos, sabían que tenían el poder para ello.
Pero la diosa que más amaba causar crueldad y experimentar con dioses y humanos, era la diosa de la discordia, Eris, con su enorme atributo de la venganza y de batalla en sus ojos, Eris era descrita siempre como un alma vengativa que tomaba de presa a todos con quién se cruzará.
Esta diosa temida entre los antiguos, por su carácter problemático y cambiante, era sin duda Eris.
Eris era conocida sobre todo por haber lanzado la manzana con la que Paris iba a elegir a la diosa más hermosa, hecho que originó la guerra de Troya, narrada en la Ilíada.
Todos los dioses habían asistido a la boda de Tetis (divinidad marítima) y Peleo (rey de Ptía Tesalia), pero Eris no había sido invitada. Ella ofendida, llegó y lanzó una manzana de oro en medio de todos e indicó que el fruto debía ser entregado a la diosa más hermosa de todas. Las diosas inmediatamente trataron de adueñarse de la manzana, pero cuando Hera, Afrodita y Atenea entraron todas se apartaron, ya que ellas eran las más poderosas.