PERSEA FORKS - Entre verdades y mentiras

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MI HISTORIA LX

PERSONA OMNISCIENTE

— Clarys, entiendo tu punto, pero no podemos arriesgarnos a enfrentarlos si ni siquiera tenemos la fuerza y la ira no cuenta como fuerza —atacó Percy de inmediato.

— ahora solo hay que esperar a que los demás se den cuenta que no estamos y vuelvan a por nosotros —aseguró Annabeth mirando la entrada de la cueva.

Clarissa ardía de impotencia, pero era más que claro que no podía hacer nada para salir de ahí. Solo a esperar a que milagrosamente los demás guerreros volvieran a por ellos.

Para ese momento, Grover y Connor esperaban en el barco, alguna señal de los jóvenes guerreros.

Pero no había señal de ellos.

— es todo, debemos ir por ellos —Grover exasperaba con la idea de que sus amigos hubieran sido capturados o inclusive matados, aunque lo último le remordia aún más la cabeza que otra cosa.

— no, aún no, conozco a Clarys y a los demás, podrán salir de ahí —era eso o Connor realmente no quería volver a la cueva con eso.

La paloma mensajera voló, el informe de la situación estaba en las patas de un ave que pronto llegaría a Quirón.

Grover no le agradaba escuchar a Connor tan tranquilo, no después de haber aceptado que los demás se quedarán.

— deberíamos atacar —fue entonces cuando uno de los hijos de Ares, con su espada y su escudo, estaba dispuesto a salir a buscar a Clarys.

— nov—Connor de inmediato detuvo al campista— si lo hacemos, seremos nosotros quién desatamos una guerra —y no podríamos diferenciar si Connor tenía miedo o razón.

Al desatar los jóvenes semidioses una guerra, estaban comprometiendo al campamento media sangre contra Pothos, Eris y los cíclopes (aunque ellos no tenían idea de estos dos primeros) los dioses no intervendrán, a no se que esto también atentará contra el Olimpo. Serían solo los guerreros contra la isla de los cíclopes y contra Eris.

Debían pensar en lo que harían, antes de realizarlo. Y lo más importante, necesitaban ayuda.

La segunda embarcación de semidioses al darse cuenta que el otro barco de la primera exploración no estaba cerca, decidieron partir a la isla de los cíclopes, antes que fuera demasiado tarde, aunque sabían que se les estaba olvidando ciertas personas.

La hija de Afrodita cayó en cuenta— aún no, debemos esperar a Lyra y Nico Di Angelo, ellos no han subido al barco —Miyoko, hija de Afrodita, defendía el derecho de los semdioses.

Pero el hijo de Ares a cargo de la embarcación, se negó con desdén y dijo— suficiente ha hecho la hija de Poseidón por nosotros —aludía todo lo que les había sucedido como un mal avistamiento de su presencia en el barco, no debía estar ahí siendo una novata y aún así Quirón la dejo ir— además, Nico Di Angelo no es mi responsabilidad, ni tampoco una mocosa —y dando la vuelta al timón, el hijo de Ares se alejó del puerto y emprendió el viaje a la isla tras Creta.

Mientras que Lyra y Nico apenas bajaban de entre los Arces de Creta al pueblo, dónde la noche caía entre cielos estrellados.

Al final, Nico había aceptado que el chico fuera con ellos y mientras que ellos volvían a la ciudad, el chico habiendo bajado hace menos de diez minutos, fue en busca de sus cosas a la casa anterior del oráculo, entusiasmado de encontrar todo lo necesario para viajar y de no olvidar nada, paso rápido por el frente de la habitación de la Oráculo. Se detuvo en la puerta y miró el interior. Él aún sentía la esencia de Alethea en el cuarto y enserio añoraba tenerla de nuevo con él.

PERSEA FORKS © - La Gracia de ArtemisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora