PERSEA FORKS - El aura de un semidiós

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MI HISTORIA LIII

Poco se tardaron para hacer lo que dije y llevar a los mestizos -algunos inconscientes- al barco de los hijos de Ares.

Parte de tener un poder así, era comprender el control y era algo que me estaba costando.

Así que cerré mis ojos y respire hondo soltando mis puños y por ende soltando a la sirena, aún seguía sobre una plataforma sólida.

Me levanté sobre la plataforma y con cierta angustia pero también con firmeza, me mantuve de pie, por parte creyendo que esto era un sueño, pero no dejando de creer que lo que me sostenía era lo único que me separaba del agua, levanté mi mirada cuando tuve oportunidad y ví a Nico Di Angelo y a los semidioses que había salido del agua y por un momento deseé estar con ellos tanto como estar en casa y fue casi un impulso o tal vez una ola, lo que me empujo hacia la embarcación con fuerza y sutileza al mismo tiempo, una combinación que me mantuvo alerta, pero me dió ventaja para llegar al barco y una vez estuve cerca salte del agua y sobre una rodilla terminé en el suelo del barco con muchos espectadores a mi favor.

— volviste —una voz esperanzada de Nico tras de mí, me hizo girarme con ironía.

— ¿Pensabas que no podría? —

— pensaba que antes te hundirían y tendría que nadar al fondo del mar para sacarte —

— no lo harías —dije convencida.

— no, pero mandaría un ejército de esqueletos que emergen del Inframundo para salvarte —dijo tan simple como accionar un botón.

— ¿Puedes hacerlo? —

— ¿Lo dudas? —me cuestionó con gracia.

Lo pensé en instantes, una horda de esqueletos yendo a rescatarme, era de no creer, pero ya había visto animales abominables volando y ser transformados en humanos mitad pez, ¿Qué más podría esperar?

— hija de Poseidón —pero la llamada de esta abominación volvía a mí.

A un lado de Nico, la sirena posaba sus manos en el suelo del barco y me miraba desde ese punto con sus cabellos húmedos.

— le doy mis más sinceras disculpas, no creí que se enojaría —sus labios eran casi morados, pero sus ojos mostraban cierta honestidad— sus sentimientos por estos semidioses no se notaban, ahora entiendo que son importantes para usted —

— son parte de mi campamento —

— no tenía idea —desvió su mirada y bufo— siempre tenemos hambre y estamos aburridas —

— ¿Y jugar a ahogados con humanos les parece divertido? —cuestione extrañada.

— sí —dijo con ánimos al instante, frunci mi ceño y de inmediato se retractó— no, perdón —

— gane el juego —dije finalmente— de ahora en adelante, por cinco años, no tocaran a ningún otro hombre que pase por aquí y no lo matarán, vivirán de animales marinos —

— pero, son nuestros amigos —

— y ellos los míos —aunque pensé las palabras y hice un amago— más o menos —

— Podemos vivir de las bayas de la isla, pero no será lo mismo —dijo con desdén.

— aprenderán las demás —

— aún no entiendo porque los protege, ellos no significan nada para usted, sin embargo el hijo de Hades parece tenerlo muy en cuenta —y entonces le hizo una mirada de arriba abajo con cizaña y odio.

PERSEA FORKS © - La Gracia de ArtemisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora