PERSEA FORKS © - La Gracia de Artemisa

PERSEA FORKS - Acorralado por sirenas

MI HISTORIA LI

— ¿qué? —dije con un nudo en la garganta.

Levantó su mirada— la daga —dirigí mi mirada y la vi relucir en su vaina.

No pude evitar sonreír y tomarla de ahí, había estado ahí todo este tiempo.

— te lo dije, regresan —

Lo vi sonreír, asentí.

Pero entonces sentía algo extraño, algo dentro de mí me estaba advirtiendo. Pero, ¿de qué?

Mire a mi alrededor y lo primero que pensé fue, ¿dónde están todos?

— sucede algo —

— ya lo creo —confirmó Nico— el barco se aquietó y no tengo nauseas —

— los demás no están —

Nico camino delante de mí, mientras cruzábamos por el pasillo que llevaba a la parte delantera del barco, no habían personas fuera de la escotilla y era extraño porque hacía unos minutos lo hacían, pero ya no.

No duramos mucho para pasar a la parte delantera del barco y para que Nico se detuviera frente a mí, fruncí mi ceño y pase a su lado, pero también me detuve, cuando la vi.

— ... eran muchos cuerpos de cíclopes, pero ustedes no parecen serlos —todos estaban inmóviles ante una sombra de cabeza, sus piernas, no, sus patas...garras, eran muy complejo su cuerpo, pero su voz, no podías negar que eran de mujer— tampoco parecían muy heridos, pero si de algo estamos seguras —sentí algo tras de mí, sentí miedo, pero me atreví a voltear para mirar, sus ojos eran grandes, su cuerpo de buitre del tamaño de un humano, plumaje negro sucio, sus garras grises y cuellos rosas arrugados, era un adefecio.

Retrocedí y choque con el cuerpo de Nico, pero entonces la mirada de esa bestia se postró en mí.

Temblaba de miedo, pero entonces sentí como una mano atrapó la mía, me sobresalte, pero sentí ese tacto frío y supe que era Nico.

La bestia me miraba aún, su boca se veía grasienta, tiraba baba y llenaba el suelo de ello, su olor era a mar, como si fueran parte del océano.

Trague fuerte, pero nunca aparte la mirada.

Hasta que— un hijo de Hades —escuche la voz de la bestia que hablaba antes, se escuchaba ansiosa, ¿eran mujeres? su rostro lo parecía, pero ellas mismas.... no— ¿donde está ese resplandor inusual de un hijo de Hades? acércate muchacho —Nico— sé bien que no eres manipulado bajo nuestros efectos —pero Nico no se movía— oh —la bestia se sorprendió, no podía mirarla, pero si a su acompañante, sentí otro de ellos y pude ver su sombra bajo la luz de la luna, se había asentado sobre nosotros— no quieres venir, entonces creo que iré por ti —

No sé por qué me sentía apresada y paralizada, si era porque esas bestias eran demasiado horribles o porque realmente poseían efectos.

Quise llamar a Nico, pero temía que ese animalejo me matará.

— premio doble —la escuché más cerca, mi corazón se aceleró aún más— un hijo de Poseidón —estaba cerca.

Y entonces escuche sus garras sobre los barandales, se estaba acercando— me han dicho que los hijos de Poseidón son hermosos —se estaba acercando.

Pero entonces Nico habló— un paso más y te arrepentirás —

Se detuvo— ¿me estás probando? hijo de Hades —

— te estoy advirtiendo, sirena —

Si...que....

Las sirenas a menudo eran descritas con forma pisciforme: hermosas mujeres con cola de pez en lugar de piernas que moraban en las profundidades. Pero estas, no lo parecían.