PERSEA FORKS - Entre Arces de Creta

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MI HISTORIA LVII

— Entonces ¿crees que sea ahí? —Hacía más de dos cruces de calles y cinco o siete minutos que habíamos llegado al frente de la famosa casa del oráculo.

Al parecer, según el vecindario, el oráculo después de un tiempo de vivir en el vecindario, se mudo a una casa más amplia y más apartada, en la costa norcentral de la isla, recorriendo el camino que lleva a lo Arces de Creta que estaban plantados frente a el palacio de Cnosos y para mayor exactitud, era un gran templo que servía para el oráculo que ahora era mayormente reconocido por todos y acudían a él, griegos y turistas en busca de respuestas o de alguna profecía.

El sol había apañado mis botines y yo solo era capaz de seguir a Nico, pues ciertamente el panadero dió una dirección que jamás podría dar tan bien como él, pues bien es cierto, Nico había venido a Grecia muchas veces y se sabía los lugares a la perfección.

Así que en retrospectiva, luego de que el panadero que vivía cerca de la antigua casa de la oráculo nos diera la dirección, Nico se preparó para subir la colina que llevaban a los Arces de Creta, era la primera vez que veía arbustos así de hermosos, aunque para Nico esto no era más normal de ver que un árbol de manzanas.

Tampoco había visto nunca un árbol de manzanas.

— es la dirección del panadero —dijo Nico— además parece la entrada a una clásica casa de oráculos, debo admitirlo. Los oráculos disfrutan de unos lujos solo por predecir el futuro —

— Entonces ¿qué esperamos? vayamos a ver —indique nerviosa, jamás había visto un oráculo y además Nico le dijo a Quirón que en el campamento había uno, tenía curiosidad por conocerlo.

— espera, algo no cuadra —por momentos, mi mirada se dirigió a las ruinas que había bajo Nico y las que nos rodeaba, a distancia, cuando las vi por primera vez, Nico dijo que eran las ruinas del palacio de Cnosos. Había escuchado historias de este lugar, incluso leído libros griegos sobre los acontecimientos aquí, pero ahora verlo, me llenaba de orgullo y emoción el saber que era real y que de alguna forma, yo formaba parte de ese mundo.

En el palacio de Cnosos reinó Minos, el famoso hijo de Zeus, Minos nació en Creta, cualquiera pensaría que siendo un hijo del dios del olimpo no tendría problemas románticos, pero su esposa, Pasifae, se enamoró de un magnífico toro y como resultado de sus amores dio a luz al Minotauro, un monstruo con cuerpo humano y cabeza de toro. El rey Minos dejó al Minotauro en un laberinto oculto en las profundidades de su palacio.

Y yo estaba frente a este gran hecho histórico.

— ahí, mira —pero Nico una vez más llamó mi atención. Volví desconcertada a dónde dirigía su dedo índice y ahí ví a un chico de ropa dudosa acercarse casi a hurtadillas entre los arbustos cercanos a la casa del oráculo, miraba con sigilosidad y casi parecía que pensaba que nadie lo estaba viendo y si bien era cierto, porque no había nadie cerca, se lo Nico y yo.

— es un niño —masculle acercándome más a Nico.

Y estando casi cerca de la entrada a la casa del oráculo, el niño se poso ahí enfrente, parecía mirar con detenimiento cerca del lugar hacia dentro, tal vez buscando algo o alguna señal.

Nico Di Angelo, camino frente a mí, sin decirme nada y poco a poco se fue acercando al niño minucioso. Le seguí los pasos sigilosa, mientas a Nico no le importaba mucho su sigilosidad, aunque era increíble como no lograba realizar ningún ruido con sus zapatos.

Y cerca de niño ya, escuché unas palabras salir de su boca— δεν υπάρχει κανένας μεγάλος άντρας τριγύρω — ( no hay ningún grandote cerca ) Nico se paró tras de él a escucharlo— Γιατί κάνει τόσο κρύο; — (¿Por qué hace tanto frío?) la pregunta del niño me hizo reír y al instante estático no dijo ninguna sola palabra, más que— Είναι οι μασκοφόροι, είναι οι μασκοφόροι —(son los enmascarados, son los enmascarados) entonces acercándome a un lado de él, le sonreí y aliviado de verme tomo su pecho y rió— Α, όχι, είναι απλώς ένα μικρό κορίτσι που επισκέπτεται τα αξιοθέατα — (ah, no, solo es una chiquilla turisteando)

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