PERSEA FORKS - Subestimar

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MI HISTORIA LXXIV

PERSEA FORKS

Ahora sabía con certeza qué había sucedido con mamá y la razón de todo estaba frente a mí. Eris se levantaba con gran poder sobre la montaña de la isla maldita, se veía temeraria y destructiva, sus cíclopes y minotauros habían salido y empezado a destruir a diestra y siniestra en especial a los semidioses que intentaban mantenerse firmes, aunque de entre los escombros salían más y más cíclopes y minotauros enardecidos y enfurecidos en todo el lugar.

Pero en mi interior, era distinto, era como si las olas del mar se convirtieran en algo bestial, una serie de olas poderosas que se generaban en un cuerpo de agua como el océano, era un tsunami de emociones negativas, la ira, la tristeza, el enojo, la desesperanza, eran las emociones que se incrustaban en mi corazón, mientras empezaba a considerar que la muerte de Lily nunca fue justa, creí por un momento que ella había muerto porque debía suceder, pero las manos de Eris enredaron ese destino y obligaron a morir por un ideal totalmente absurdo como el poder entre dos dioses, sé que Eris solo quería la discordia entre Poseidón y Artemisa, pero ¿a qué costo?

Mi madre murió, murió porque Eris lo planteó y porque Artemisa aceptó.

Siempre creí que el destino estaba en manos de las Moiras y que el destino estaba levemente ligado a ello, por lo poco que había leído cuando era normal, pero jamás pensé que este trabajo podía ser arremetido por alguien tan cruel como Eris.

No podía creer que la vida de mi madre había sido arrebatada por el capricho de Eris.

Pero eso no quitaba que mi entorno estuviera envuelto en un caos— ¡Lyra! —Jasper me llamó con un grito de auxilio que terminó retumbando en mis oídos, cuando a mi derecha dos enormes cuernos venían en mi dirección dispuestos a arrastrarme con él, tomé la daga guardada creyendo que tendría tiempo de reaccionar, pero tan solo fui capaz de pestañear cuando Jasper apareció como un rayo frente a mí e impuso su espada frente a él blandiendo y estrellándose contra el suelo, de pronto la tierra tembló y sentí como mis pies empezaban a separarse por sí solos, me costó entender que la tierra se estaba abriendo y no conté con que Percy tomó mi mano y me atrajó hacia él antes de caer al abismo que había sido proporcionado por la espada de Jasper.

— ¡pudiste haber avisado! Jasper —espetó Percy con el corazón en la garganta.

Jasper no pareció prestar atención a ello cuando fijo su mirada en mí— mantén tu mente en la batalla, Lyra, no te centres en cosas secundarias —

— mi madre no es secundaria —¿cómo osaba a intentar decir algo así?— ¿acaso no lo entiendes? esa maldita bruja planeó asesinar a mi madre —dije entre dientes con furia— mi madre murió por su culpa —

— así son los dioses —terminó diciendo Percy a mi lado— temo decirtelo, pero los dioses son caprichosos, no les interesa el bien de la humanidad —

— pues a alguien debería interesarle —espete con claro enojo.

— sí, por ello protegemos al mundo de este tipo de destrozos —incluyó Jasper— no hacemos esto porque queremos, sino porque debemos —

— disculpen, comentaristas —Clarisse apareció frente a nosotros al otro lado del gran hueco hondo de la tierra, lucía algo exhausta, pero parecía estar llena de adrenalina— pero hay una lucha aquí fuera y sería bueno que ustedes pusieran de su parte —no dijo mucho más cuando un cíclope con un enorme mazo apareció contra ella.

— céntrate en la batalla —finalizó diciendo Jasper.

— y cuídate la espalda —dijo Percy antes de dar un salto para cruzar el enorme espacio y unirse a la batalla, Jasper no agregó más pero sí mantuvo su mirada en mí como si me regañara con ella, los escombros caían sobre mí y hasta el momento me di cuenta que estaba a los pies de la montaña en la que Eris se había alzado.

PERSEA FORKS © - La Gracia de ArtemisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora