PERSEA FORKS © - La Gracia de Artemisa

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MI HISTORIA LXXIX

Era la primera vez que pasaba por aquí desde mi llegada, la primera vez sabiendo lo que realmente era y quién era mi padre, apenas podía asimilar el hecho de mi vida antes de esto, el campamento era nulo para todos los humanos, pero yo era capaz de verlo.

Percy era capaz de verlo, Annabeth era capaz de verlo, pero el taxista en Nuevo York se burló de mí dirección cuando quise venir aquí y creyó que quería ir a un lugar sola y que me comieran los animales, pero ahora estaba aquí, estaba en el campam mestizo, con ellos.

Entre los árboles mohosos y la tierra húmeda, mis pies se sentían raramente en casa, el viento apacible en mi cabello y el olor de tierra húmeda entrando en mis narices, era como sentirse dentro de uno mismo.

Pero entre los árboles, a una distancia considerable pude ver un grupo muy brillante, casi tanto como la plata, resaltan entre los árboles y la presión de la sangre en mi bajo de forma abrupta, cuando a medida que me acercaba era capaz de ver la presencia de Artemisa levantarse entre los árboles, como una figura imponente y resplandeciente, no estaba segura cuántas formas los dioses eran capaz de verse, pero la primera vez que ví a Artemisa era una diosa frágil, luego la vi como humana, la tercera vez la vi en su forma protectora, pero esta vez Artemisa lucia celestial, su cabello que brillaba y se movía sin necesidad del viento su vestimenta. Totalmente blanca que llegaba hasta sus pies, era una túnica romana, su piel resplandecía a las luz del sol y su mirada parecía juzgadora.

Mi cuerpo comenzó a temblar, conforme me acercaba a su presencia y era difícil mantener mi mente débil frente a ella.

Y cuando estuve lo suficientemente cerca del círculo de cazadoras con arcos en tierra y rodilla también, entre ellas Thalia, quién permanecía a un lado de Artemisa y me amenazaba con su mirada.

Aún seguía odiando mi presencia.

— Lyra, has venido —la voz de Artemisa de pronto despertó el ambiente y las cazadoras se levantaron de sus rodillas para permanecer de pie— y no sola —sabía que se refería a Annabeth y a Percy, volví mi mirada a ellos quienes quedaron atrás— ¿Qué quieres conmigo hijo de Poseidón? ¿Querías ver mi belleza? —los cuestionamientos de Artemisa arremetieron de inmediato con Percy— la última vez que un hombre se atrevió a mirarme con deseo, lo convertí en un alce y terminó siendo presa de sus compañeros de caza —una sonrisa maliciosa apareció en los labios de Artemisa y fruncí mi ceño frente a su relato— Quirón te lo podrá confirmar —

— he venido a acompañar a Lyra cómo hermano, diosa de la caza —expuso Percy a tope.

A Artemisa se le borró la sonrisa de los labios y volvió su mirada a mí— no tomará significancia tener una relación con tu hermano, sin embargo, si quieres ser una cazadora, debes olvidarte de los lazos que te unen a otras personas y acostumbrarte a utilizar el uniforme de una cazadora —miró furtivamente a Thalia.

— yo se lo dije —masculló sin mirar a Artemisa.

— parece que no basta solo con decirle —reprendió Artemisa para volver a mí— si quieres tu iniciación, debemos hacerlo correcto —

Y de pronto mi momento apareció, brillo frente a mí como reluciente oportunidad— sabía del uniforme, Thalia me lo dijo, pero no quise ponerme aquello que no me pertenece —mi cuerpo entero se contraia del temor que sentía hacia Artemisa— no quiero ser una cazadora como ellas —Thalia levantó su mirada y Artemisa frunció la suya— he tomado la decisión de no pertenecer a tu grupo —

— ¿Disculpa? —cuestiono Artemisa entredientes.

— solo acudí a tu llamado para decirte que quiero el cuerpo de mi madre de regreso y que me niego a formar parte de tus cazadoras —y el viento se detuvo, por un momento el sol dejó de brillar y la oscuridad apareció, mientras que el cabello de Artemisa se volvía oscuro.