PERSEA FORKS - El chico de la moto negra

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 MI HISTORIA X

— no debes desobedecer las indicaciones que te doy, esta prohibido tomar decisiones de las cuales no me hayas avisado antes —

Prácticamente lo que me quiso decir Artemisa era que todo lo que hacía debía estar vigilado por ella, cada movimiento y cada decisión, ella debía saberla. Sino, una vez que fallara, según ella "la furia de Artemisa" vendría sobre mí. Hablaba de ella misma en tercera persona. Decía que recibiría un castigo— una vez que pierdas la protección de Artemisa, ya no podrás volver a obtenerla, la habrás perdido para siempre —parecía tan seria con sus decisiones que por un momento me sentí incomoda.

Perder su gracia representaba tener su furia.

Por el momento creo que no necesitaba ese problema en mí.

Artemisa óptimo mi viaje en darme un mapa, que ayudaba a llegar al campamento que tanto decía ella, donde según ella, me sentiría a gusto.

Y con el café que me había comprado en mano y mis pies en la acera, esperaba encontrar un taxi que me llevara a mi destino, suspire nerviosa, aún no sabía ni qué haría al llegar a ese lugar. Ciertamente desconocía el paradero que me esperaba, aunque Artemisa le había marcado con una X en el mapa, parecía más bien un montón de matorrales y árboles.

De hecho, ahora que volví a ver el mapa, absolutamente todo era monte, ¿a donde se supone que marcaba la X?

Los pitidos de los autos me sacaron de mi trance y con un sorbido del café para calmar mis nervios y sueño, guié mis pies a la orilla de la cera.

Esto era totalmente tedioso.

— venga y llévese uno por la compra de otro —el hombre de buhonería gritaba a gran voz tratando de llamar la atención.

— ya te dije que estaré ahí antes de las cuatro —la mujer que iba de paso, advertía con mucho fastidio.

— no quiero ir a casa de la abuela —el niño hacía pataletas por la decisión de su adulto protector.

Mis oídos podían ser capaces de captar todo tipo de conversación y discusión, desde un perro ladrando al ser paseado, hasta la bicicleta del repartidor, inclusive una moto que iba a gran velocidad por la carretera principal, entre tantos autos y de más.

Pero mi mente también me recordaba minutos tras minuto, lo sola que me sentía y veía en esta ciudad.

Lily realmente ya no estaba.

"bip, bip" alce la atención a aquello que se acercaba. El primer taxi que veía, apresure mi paso en ir a buscarle una vez que se detuviera, pero en cuanto se detuvo, paró frente a una señora quien gustosamente tomó la delantera en la situación y entró rápidamente al taxi, sin notar mi presencia.

El taxi se fue.

Bufé con pesimismo— creo que con ese espíritu no conseguirás ninguno —baje mi mirada, pero aún así fui capaz de escuchar la voz ajena.

Hace unos minutos, sí lo había percibido, un chico con moto se detuvo a tomar una gaseosa. Era la primera vez que sentía un aura tan pesada, pero también la primera vez que tenía a alguien vigilándome con mucha cautela.

Decidí ignorarlo.

"bip, bip" otro taxi apareció en mi radar, en medio de tantos autos se acercó a la acera, sonreí de lado, esta vez no lo dejaría escapar.

Esta vez si apresure mi paso porque paró un poco más lejos, pero en lo que corría hacía él una mujer con niño en mano, tomó el taxi, sin verme. Otra vez.

PERSEA FORKS © - La Gracia de ArtemisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora