Cuando Persea Forks vive con su madre y sin problemas, lejos de la vida ajetreada de la ciudad y demás ocupaciones, su madre Lily, le guarda secretos de su padre.
Lyra mantiene la idea de que su padre nunca apareció porque decidió vivir su vida inde...
— Persea ¿estas bien? —después que mi madre había muerto, Artemisa se encargó de ponerle una sábana encima, no quería seguir ahí, ver a mi madre ahí y sin moverse.
Mi vida completa se hallaba en tinieblas, pero Artemisa deseaba incomodarme, acudiendo a mí.
Como vio que no conteste habló de nuevo— sé lo que sientes —gruñí, cuando mis lágrimas solo salían una tras otra— que estas frustrada —sí lo estaba— enojada —malditos hombres— eufórica —maldito día— deprimida —mi madre murió— pero hay que seguir adelante —sorbe mi nariz y cerrando mis ojos me levanté de ahí.
— déjame en paz —masculle con recelo.
— Persea Forks —gruñí sin mirarle.
— basta de decirme así, odio ese nombre —gruñí— mi nombre es Lyra —
— tu nombre es Persea Lyra Forks —empecé a caminar— tu madre es Lily Sharon Forks Smith —nunca nadie había dicho el nombre de mi madre del todo.
— ¿de donde conoces a mi madre? —¿quién era ella?— ¿quién eres tú? Artemisa —jamás en mi vida la había visto.
Mi madre no era muy sociable tampoco.
Pero ella sonrió con dulzura, aún tenía un arco, su arco era plateado, sus flechas eran doradas— tu madre era una sierva mía —fruncí mi ceño— ella vino a mí cuando estaba en problemas —caminaba hacia mí— es natural que no me reconozcas, te vi cuando apenas eras una pequeña niña, de ojos grandes y azules y pelo negro como la noche —me miro— no cabe duda que eres igual de hermosa —paro un instante.
— tienes razón —me crucé de brazos— yo no te recuerdo, porque nunca te conocí —
— eres igual que tu padre, tan testarudo —¿mi padre?
— ¿conoces a mi padre? —
— somos muy cercanos —respondió, mi madre dijo que no había vuelto a saber de él, entonces esta mujer ¿quién es para decirme que es cercana a él?— pero tu madre decidió no contarte nada, ni a ti, ni a él —ella nunca le dijo a mi padre que estaba embarazada— sino que vino a mí, para que la ayudará —
Mi madre... fruncí mi ceño y evadí a esta mujer, ¿por qué habría que prestarle atención? solo quería ver a mi madre, así que sin permiso me alejé de ella y subí las escaleras a mi casa, ya era de noche, no veía nada, pero podía ver la silueta de mi madre, la sábana en el suelo. Pero conforme me acercaba, su silueta parecía no estar realmente, parpadeé unas cuantas veces y me arrodille.
Pero mi madre no estaba.
Mi madre...
— Persea —
— ¿dónde está mi madre? — cuestione levantándome y mirando a todos lados— Artemisa, ¿donde esta mi madre? —
— solo cumplí la promesa que tenía con ella —
La impotencia estaba en mi, el fuego que antes sentía en mi corazón se estaba encendiendo, mis ojos estaban ardiendo— mi madre, Artemisa, ¿dónde está? —gruñí.
— está pasando el inframundo ahora mismo, dentro de poco llegará a los Campos de Asfódelos —
¿Qué? Cerré mis ojos con odio— a ver, Artemisa, mi madre estaba aquí, muerta, no pudo haberse levantado y hacer... —dijo ¿inframundo?— ¿qué? —
Artemisa cerró sus ojos— es dificil explicartelo —
— ¿explicarme qué? —cuestione incrédula— ¿de pronto todo esto es ahora una ficción? —cuestione.
— no, eso no es ficción, es tan real como la vida y la muerte —Artemisa ahora se estaba acercando— hay humanos, hay animales —fruncí mi ceño cuando intentó decir algo más, cerró sus ojos— sé que los que vinieron parecían humanos, pero —suspiró— no eran del todo humanos, esos eran cíclopes —
¿CÍ-CLO-PES?
¿Qué?
— se que todo parece extraño —retrocedí— pero tendrás que entenderlo así —
Negué con la cabeza repetidas veces— estas delirando —masculle tragando fuerte— ¿dónde está mi madre? —
Pedí nuevamente tomando tomando mi mano con mi frente y caminando de un lado a otro, no quería verla, me enojaba cada vez más, pero la escuche suspirar, suspirar y brillar, tape mis ojos al instante en que Artemisa empezó a brillar, al principio pensé que era una luz, pero no, literalmente Artemisa brillaba.
— es la única manera que entiendas —la escuche decir, pronto la figura de Artemisa la percibí y por consiguiente su aspecto natural ya no lo veía, ella mostraba un aspecto angelical y vestida con un gran vestido blanco estilo románico, abrió sus ojos y sonrió— mi nombre es Artemisa, diosa de los animales salvajes y tu eres Persea, semidiosa, hija de Lily Forks una humana, tu padre es un dios... —
¡¿QUÉ?!
Desde ese momento algo en mi vida, no solo en mi mente, sino en mi corazón, cambió.
Porque de pronto sentía que todo lo que mi madre me había dicho era mentira, que sus razones para venir a este lugar no eran ciertas.
Artemisa, diosa de los animales griegos, la Artemisa de la que en clases había escuchado, era quién estaba a mi cargo. Mi madre, Lily Forks, murió en mis brazos, con sus últimos alientos le pidió a Artemisa que viniera en mi rescate, ella vino, pero mi madre se fue.
Artemisa decía que mi madre estaba cruzando el inframundo, pero que no iba triste, sabía que la recompensa de toda su vida la estaba esperando, en el campo Asfódelos, donde los buenos y limpios corazones tenían su lugar.
Y ahora a mí, Lyra Forks, me tocaba emprender otro viaje a otro lugar, en busca de un refugio para personas como yo, para semidioses.
Artemisa dijo que volvería al amanecer, que ahora ya no habría peligro y por el momento debía alistar mi ropa y mis cosas para cuando ella regresará, me dijo también que debía atender los asuntos con mi madre y ver que realmente estuviera disfrutando el lugar donde estaba.
Yo... quisiera verla también, realmente me hubiera gustado poder abrazarla por última vez.
Quisiera que ella misma me explicara lo que está sucediendo, lo que estaba por sucederme, quisiera que ella me dijera uno de sus consejos, estos consejos que me calmaban.
Necesitaba calma.
Gruñi con odio y caí contra la puerta, mis lágrimas no paraban de caer, mi vida había sido una completa mentira, mi madre se había ido sin decirme nada, no sabía a dónde iría, no sabía si confiar realmente en Artemisa, no tenía a más nadie en este mundo.
¿Por qué? ¿Por qué todo está sucediendo?
— Lyra, ahora ella te cuidará, ella es la que estará contigo —
Ella me dejó en manos de una completa desconocida.
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