PERSEA FORKS - BlackJack alza sus alas

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MI HISTORIA XLIV

Era obvio que nunca había venido al establo del campamento. Pero no me imaginaba algo surreal, aunque bueno, considerando el punto de que yo era una semidiosa y este lugar estaba lleno de esas cosas, la verdad no sé qué esperar.

Pero ahí estaba Quirón, con su bastón como antes y su mirada en los caballos, era caballos, se veían normales, eran blancos, algunos chocolates, otros de manchas, pero había uno en específico que era negro, pero muy negro, casi tan negro como la noche.

Y parecía ser el más inquieto. Nunca había visto caballos, porque en Forks no existían prácticamente, si habían eran por costar estaciones o en ferias, pero mamá nunca asistía a esas cosas porque decía que podrían suceder "accidentes"

— ahí están —

— estamos listos —

Mire a mis lados, pero no ví a ningún campista— ¿Dónde están todos? —pregunté a Quirón.

Y él respondió— camino a la embarcación —respondió con sinceridad— de hecho creo que ya debieron haber llegado —y entonces fruncí mi ceño.

— Pero, ¿Y nosotros? —

— ya los alcanzaremos —adelanto Nico Di Angelo— solo debemos montar y llegar —

— ¿Iremos a caballo? —señale a los amigos de cuatro patas.

Pero Quirón río y Nico también— no son caballos —aclaró Nico.

— pienso que es un buen momento para probar tus habilidades como hija de Poseidón —y entonces Quirón se atrevió a abrir las puertas de los caballos, una por una y a medida que lo hacía, ellos iban saliendo, sus pasos eran enormes y su pelaje brillaba, pero apenas fui consciente cuando de sus costados, de cada uno, empezó a emerger alas, alas grandes y majestuosas. Los caballos tenían alas.

Sentí un escalofrío recorrer mi piel y verlos relinchar con sus alas abiertas.

— ¿Y bien? —preguntó Quirón.

— son magníficos —admití con una sonrisa en mis labios.

— Lo sé, son hermosos, pero ¿Puedes entenderlos? —mire a Quirón, algo desorientada, pero él me miraba como si fuera una prueba que funcionará. Siempre lo hacía.

Pero hice caso a su palabra y no objeté, no sabía que tenía que ver eso con esto, pero entender a los caballos, sería algo que jamás podría imaginar.

Aún así me acerque a ellos, en medio de tantos relinchos, que parecía que me volvería loca, de pronto escuché algo.

>> Cielos, ¿Saben hace cuánto que no vuelo sobre los edificios? <<

Decía uno de los blancos.

>> Yo solo sé que será genial volveré a volar más allá de este campamento <<

>> Tal vez unas cuantas donas de camino, eso sería increíble <<

Un caballo alado chocolate hablaba con otro que era gris, ese no lo había visto, pero mantenían una conversación.

Y yo los podía escuchar a todos.

Aunque era peor que escuchar un kinder.

>> La niña con estilo nos mira raro, ¿Deberíamos hacerle caso? <<

Uno de los blancos me atendió, me miraba y relinchaba, mientras uno de los chocolates se animaba a olerme.

>> Huele a flores, me gustan las flores <<

PERSEA FORKS © - La Gracia de ArtemisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora