PERSEA FORKS - Una pelea entre hermanos

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MI HISTORIA LIX

PERSONA OMNISCIENTE

El escenario es oscuro y seco, las rocas eran muy rústicas para siquiera descansar, el sonido del eco era posible con solo un murmullo y los cíclopes con Pothos custodiaban a los rehenes que estaban en la celda hecha de hierro oxidado.

Nuestro héroes ahora encerrados, estaba inconscientes y apenas toleraban el cansancio que tenían, tanto del viaje como de la lucha contra los cíclopes, Percy tenía una herida en su frente, una fisura superficial y que no era causante de mayor problema, pues se selló con la sangre que salió, Annabeth compartía celda con Jasper, ambos estaban tirados en el suelo con el terroso y para nada cálido suelo de la cueva, Clarissa, Will y Percy permanecían en la misma celda solo con la diferencia de que había barrotes entre ellos que los separaba.

Apenas Clarissa era la primera que permanecía despierta, pero exhausta, la pobre había recibido raspones en su miembros superiores, resultado del trato de los cíclopes con ella.

Will Solace apenas tenía sucio su traje gracias a qué mayormente los golpes de él, los recibió Jasper. Jasper tenía un golpe en la frente, raspones en los brazos y también un moretón en un costado, aunque aún no lo sabía, su pierna de había lesionado en cuanto lo dejaron inconsciente y apenas se podría levantar cuando lo hiciera. Por parte de Annabeth, los golpes que recibió fue más bien hechos por sí misma, cuando intentaba esquivar, en ocasiones caía al suelo con fuerza o en otras era golpeada contra rocas por los cíclopes, pero nada que mostrará sangre o cortadas, sino más bien lesiones como hematomas en su cuerpo.

Pothos, hijo de Ares, era la personificación del anhelo y la añoranza que comúnmente denominamos como nostalgia.

Pothos era un dios menor, lánguido y depresivo. Algunos sostienen que era hijo de Iris y Céfiro, y que en sus años de gloria formó parte del selecto cortejo de Afrodita, la diosa del amor.

Sin embargo, y a pesar de su atractivo físico, Pothos era un joven profundamente desdichado. Su tristeza infinita fue desdibujando su imagen mítica, y su nombre pasó de los templos sagrados de Megara a la filosofía, para designar un tipo de emoción indefinible.

Ahora, Pothos se dedicaba a evitar la profecía que estaba cerca y tal vez no fue su decisión propia,  la de su hermana, Eris, quién lideraba la operación desde un lugar oculto a la vista de todos, incluyendo de la oráculo. Pothos era el encargado de designar a los cíclopes sus tareas y solo si eran consentidas por Eris.

Los pasos de sus cíclopes hacían que la cueva retumbara con fuerza, los escombros caían poco a poco, la fuerza de los cíclopes era tan fuerte que hacían dudar el hecho de que pequeños jóvenes pudieran contra esas monstruosidad. Entre ellos mismo se golpeaban y jugueteaban en el camino que hacían, Pothos con sus alas arrastrando sobrevolaba el suelo tras de ellos, con las específicas instrucciones que Eris le había encomendado.

Mantener a los semidioses bajo control y atrapar a los demás que estaban fuera.

Alethea aún pese a todo esto, aguardaba en una cueva oscura de entre tantas, dónde antes debías escoger de entre dos túneles el correcto, atravesar un puente de escombros y llegar a un estanque interno, dónde el oráculo permanecía en silencio y en medio del agua meditando y esperando, a la persona de la profecía.

Alethea entonces abrió los ojos y con el brillo más verdoso, enunció una profecía:

"Una guerra se desatará y el dios de la guerra morirá, un hijo de los tres grandes triunfará y un nuevo dios se levantará."

La profecía resonó en toda la cueva y el silencio luego se hizo eterno, cuando Alethea quedó inconsciente en el pedestal entre el estanque en el que estaba.

PERSEA FORKS © - La Gracia de ArtemisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora