MI HISTORIA LXI
PERSEA FORKS
Y justo cuando las dudas sobre Artemisa, la espera de Ezio y nuestro paso apresurado para subir a la embarcación del campamento sucedió. Descubrimos a solo unos cuantos pasos, que el barco no estaba, ni tampoco los semidioses.
Nos habían dejado varados.
— era de esperarse —mascullo Nico a mi lado.
— ¿ahora que haremos? —pregunte una vez nuestra oportunidad de irnos, había desaparecido.
Pero en cuanto pregunté, Ezio de inmediato respondió— podemos alquilar un bote —Nico y yo miramos a Ezio al mismo tiempo y como si fuera una idea caída del cielo, sonreí.
— ¡Es una excelente idea! —me apresure a decir.
— no tenemos dinero para alquilar un bote —pero al instante, Nico estropeó la idea con la realidad.
Una realidad que podía cambiar, cuando recordé el dinero que había tomado de mis ahorros en el pueblo en el que vivía con mi madre y sonriendo respondí a Nico— sí tenemos —afirme con una sonrisa.
Fue Nico quién se encargó de hablar con el puerto y alquilar un pequeño bote en los límites de Creta. Aunque el cajero del puerto era un tacaño y maloliente, aceptó nuestra generosa oferta de veinte dólares por un solo viaje de ida.
Sus ojos brillaban ante tal oferta y aceptó sin rechistar, se apoyó sobre su recibidor y gritó a un hombre cerca— Κλειδί για! Πάρτε τους στο καταδικασμένο νησί! —
"¡Keyto! ¡llévalos a la isla condenada!"
Keyto almorzaba tranquilamente hasta que su jefe le pidió el favor, de pronto Keyto empezaba a temblar y guardaba su sandwich en su maleta, nos miraba como si fuéramos demonios y se acercó a su jefe para susurrar algo a lo que él jefe a regañadientes pensaba en lo que le decía— αλήθεια αλήθεια —
"cierto, cierto"
Y nos miró por encima de su empleado y grotesco dijo— Ξέρουν να οδηγούν σκάφος; —nos miramos entre ambos y al parecer ni Nico, ni yo sabíamos hacerlo, pero alguien sí.
"¿Saben conducir un bote?"
— δέχομαι —
" Yo sí "
Ezio alzaba su mano con la mochila atrapada en ella, fruncí mi ceño y Nico igual, pero el señor no pareció importarle que el niño de doce años tomará las llaves del bote y se las llevara.
Caminamos al puerto, Nico permaneció en silencio en todo el trayecto y yo no podía dejar de pensar en qué momento Ezio pudo haber llegado a aprender a conducir un bote, era impactante. Pero más lo fue cuando supe que mis veinte dólares habían sido gastados en una carcacha que según el dueño era un bote.
Me giré hacia Nico, pero a él no pareció importarle mucho porque al final terminó sentándose en el "bote".
Durante el camino me mantuve asombrada por todo lo que Ezio parecía conocer, parecía conocer cómo detenerse, como avanzar, el estado del agua y si podían precipitarse olas, miraba el sol y marcaba la distancia, parecía todo un navegante con experiencia, nos habíamos alejado del puerto hacía diez minutos, pero aún estábamos de camino a la isla alejada de Creta.
Lo que me hizo recordar el por qué Keyto no nos quiso traer, había mencionado "la isla condenada" y poco después de recordar ese nombre, mire sobre el capote del bote y vi una gran flora oscurecida, era una enorme montaña, bueno, una enorme isla desde mi perspectiva, pero estaba totalmente oscura, casi como si la hubieran quemado por completo, me levanté de mi asiento y me acerque a Ezio y le pregunté sobre la isla— ¿Hubo un incendio en ella? —Ezio nego con pesadez y nos contó.
— Al principio inició con un pequeño punto en la isla, pero al pasar los días se extendió tanto que cuando nos dimos cuenta toda la isla lucía así —dijo con seriedad— cuando salía de pesca con el señor Mylonas, venía por las costas de Creta, nunca atravesamos la mitad del mar que dividía Creta de la isla condenada, él decía que era muy peligroso, pero cuando miraba al fondo podía ver la isla —
— ¿Quién es el señor Mylonas? —pregunté sentándome cuando pude. Miré a Nico, pero él yacía con una tormenta sobre su rostro, ningún rayo de luz era capaz de tocar su rostro, era increíble, con sus ojos cerrados y casi dormido, pero esto era mejor que estar muriendo de neumonía seguramente, recordé cuando estuvimos en el mar y casi moría.
— el señor Mylonas fue el único hombre que me dió trabajo, cuando tenía nueve, estuve durante tres años trabajando con él, era su ayudante en la pesca, aún cuando nadie confiaba en darme un trabajo, él me recibió sin experiencia —parecía un recuerdo confortable para él.
Sonreí.
— ¿Él te enseñó a conducir un bote? —
— sí —respondió, aunque luego dijo— bueno, no, lo ví y aprendí —confirmó— pero cuando él me permitió conducir, ya sabía hacerlo y estaba orgulloso, me daba una paga, me daba comida, él y Alethea eran las únicas personas en mi vida —
De pronto veía esa radiante sonrisa en los labios de Ezio y realmente deseaba que Alethea estuviera bien— me alegra escuchar eso —masculle con una sonrisa a su lado.
Ezio mantuvo entonces su cara serena y me contó luego— murió en altamar, según me contaron los demás pescadores, un día que no había ido con él, no volví a saber más de él y bueno, nadie más me daba trabajo, así que volví a casa y me quedé ahí —y entonces tuvo sentido el porque no quería que Alethea muriera, además de que era importante para él, Ezio no quería quedarse solo.
Sentí empatía por él y terminé tomando su hombro y dándole mi apoyo— la encontraremos —masculle, Ezio entonces me miró y sus ojos cristalinos me demostraron su vulnerabilidad y por esos momentos realmente deseaba que Alethea realmente estuviera viva.
Volví a sentarme junto a Nico con la conciencia pesada y me sentí mal por Ezio— no te cargues tu mente con eso —dijo entonces Nico frente a mí, con sus ojos cerrados— no es tu culpa —
— quiero ayudarlo —masculle.
— ya lo estas haciendo —aseguró Nico entonces— y me estas arrastrando a mí contigo —eso me hizo sonreír, al saber que aún así, recibia el apoyo de Nico, él abrió sus ojos y se incorporó en su lugar acercándose a mí y entonces dijo— aprende rápido y tiene muy buena memoria, ¿qué otra prueba necesitas para saber que es hijo de Atenea? —musitó cerca mío y volví mi mirada a Ezio.
Pequeño y flacucho, pero inteligente. Y si era un hijo de Atenea, ¿por qué no estaba en el campamento? Tal vez por la misma razón que yo, ¿no fue reclamado por Atenea?
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PERSEA FORKS © - La Gracia de Artemisa
FanfictionCuando Persea Forks vive con su madre y sin problemas, lejos de la vida ajetreada de la ciudad y demás ocupaciones, su madre Lily, le guarda secretos de su padre. Lyra mantiene la idea de que su padre nunca apareció porque decidió vivir su vida inde...