PERSEA FORKS - Por Naturaleza

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MI HISTORIA XLIII

Y cuando me terminaron de vestir, Iliana me peino el cabello, me trenzo una corona, diciendo que las trenzas eran el símbolo que los guerreros llevaban.

Al final Iliana y Lacy terminaron siendo unas buenas amigas, Romeesa se había ido, Miyoko y Piper también se habían marchado, para cuando salí de la cabaña de Afrodita habían montones de campistas, algunos iban a entrenamiento, otros portaban maletas, eran los que partirían con Nico Di Angelo y yo. Se sentía la tensión en el aire, algunos se despedían y el pequeño de la casa de Hefesto, ahora llevaba su maleta sobre el cómo caparazón de tortuga, llevaba unos lentes como de piloto de avioneta y cargaba su cabello despeinado.

Pero ahora sabía que debía apresurarme, para estar al tanto de todo.

Ahora estaba en la cabaña de las cazadoras, mientras tomaba mi maleta y mi arco y demás, la maleta que llevaba en realidad era para mis chaquetas impermeables, para mantenerme fuera del frío del océano, aunque la verdad no me molestaba.

Por última vez estuve en el estudio de la cabaña y sentí la tranquilidad de estar sola en este lugar, una tranquilidad que ya pronto no tendría, ahora sabía quién era mi padre, sabía parte de mi historia que en algún momento quería descubrir, ahora sabía que debía embarcarme en una misión suicida, al menos vería a Jasper otra vez.

Y además, este atuendo me queda genial, definitivamente visitaré más seguido a las hijas de Afrodita.

Las botas eran hermosas, además que eran muy resistentes a cualquier piso, según me dijo Iliana.

Tocaron la puerta.

Me apresuré a ir, seguramente ya nos iríamos. Abrí la puerta con el bolso en mano y también el montón de flechas en su respectivo bolso, pero para cuando abrí, vi a Nico Di Angelo empujando la puerta poco a poco con su ceño fruncido.

— ¿qué pasa? —

— ¿por qué tardabas tanto? —

Mire a un lado y pensé que sería obvio— pues, yo... —

— ¿por qué llevas tantas bolsas? —

Y entonces me incomode— pues, mi ropa y mis armas —masculle.

— ¿te cambiarás de ropa? —cuestiono con gracia.

Y ahora eso sonaba estupido— yo... —

— a ver, dejame ver que llevas ahí, es demasiado ambiguo para tremenda vestimenta que tienes —sonrió de lado y entró a la cabaña, miraba a los alrededores— es la primera vez que entro a esta cabaña —

— ¿no te llevas con las cazadoras? —

— no me llevo con Thalia, querrás decir —indicó dejando su bolsa en una silla cerca, me apresuré a él mientras me veía acercarme, me veía como si fuera algo nuevo.

— ¿qué? —

Alzó sus cejas y alzó sus hombros igual, era lo más feliz que lo había visto— pareces una modelo, pero a la vez siento que podrías asesinar a cualquiera —

— pues, las hijas de Afrodita me hicieron el vestuario —

Abrió su maleta y extendió su mano hacia mí— ya decía yo que tenía un olor a flores y no a mar, dame tu bolso —

Extendí mi bolso y se lo dí, Nico fue sacando todo, la mayoría ran camperas y también agua, también tenía una boina por si hacía mucho frío, también llevaba una muda de ropa, pero Nico lo saco todo y lo miró con desaprobación.

PERSEA FORKS © - La Gracia de ArtemisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora