PERSEA FORKS - El Camino

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MI HISTORIA LXXVI

PERSEA FORKS

En medio del pasto amarillo como el oro, el aire inundaba mi ser y era un sentimiento de paz que jamás había sentido, el sol estaba en ocaso y el lugar era tan extenso como una pintura donde se retrata la belleza de la naturaleza, los árboles eran verdes y llenos de vida.

¿Era así cómo se sentía morir? ¿Era tal paz?

Pues mis recuerdos se esfumaron una vez vi la carroza elevarse entre las nubes y desaparecer, fue como si mi cuerpo se hundiera propiamente y se auto desestabiliza  solamente  para no seguir avanzando.

Solo sé que caí en un sueño profundo durante la batalla y terminé en este lugar, sola.

Pero se sentía tan bien, que realmente dudaba querer irme, el pasto bajo mis pies desnudos y la vestimenta que había llevado en la guerra, era lo único que veía, además de la naturaleza que me reconfortaba.

Me sentía libre, realmente me sentía muy bien.

— Lyra —y después de tanto tiempo, su voz me erizó el cuerpo y me mantuve inmovil en mi lugar, porque durante muchas noches desee, escuchar su voz una vez más, durante las tardes con un ocaso como éste, deseaba estar con ella entrenando en las cercanías del bosque.

Y ahora…

— ¿mamá? —me volví sobre mi cuerpo, aturdida y con lágrimas en los ojos, pero los cerré, porque si al menos sería la voz de ella, me conformaría con que antes de descansar para siempre, ella estuviera conmigo, aunque fuera su voz.

Aún así, sentí como una mano tomaba mi hombro y conforme entendía que alguien estaba conmigo, así mismo abría mis ojos, con la esperanza aturdida de que realmente se tratará de mi madre, pero vi su silueta, vi su piel y su cabello, le había crecido, mis lágrimas no estaban aguantando, no esperaron siquiera a ver su sonrisa tan contagiosa, cuando salieron sobre mis mejillas— mi niña —y era ella, con su rostro animado, su sonrisa tan serena, su cuerpo tan cálido, me encerró en sus manos, mientras yo moría en ellos, tanto tiempo había querido su abrazo, ella era mi lugar seguro— Lyra —

— mamá —masculle entre lágrimas, apretando mis manos por su espalda— eres tú —

— ¿quién si no yo? —y siempre tan bromista conmigo.

Estaba segura que mi rostro era completamente rojo de tantas lágrimas— te extrañe tanto —

Mamá con sutileza me aparto de su cuerpo y apenas vio mi rostro, seco mis lágrimas— estoy en un mejor lugar —

— y ahora yo estoy contigo, aquí —respondí abrazándola con fuerza.

— oh no cariño —dijo cerca de mi oído y supe que no sería como quería— estás en el camino, más no es tu final —

— pero tú estás aquí —y me separe de ella— yo estoy aquí, estamos juntas, es lo que importa, juntas para siempre ¿Recuerdas? —

— eres mi orgullo, cariño —su mano se posó sobre mi mejilla y fruncí mi ceño cuando no me correspondió— pero este no es tu momento —

— pero… —

— no es mi deseo que aún nos unamos en los campos Elíseos, mi deseo es que seas feliz y que tu vida sea la mejor historia que puedas plasmar y vivir —reprimí mis labios mientras lloraba— no llores por mí, porque estoy segura ahora, pero a ti te espera mucho más —

— no, por favor —

— te esperan personas en el otro lado —sentenció— tus amigos y tu hermano —

PERSEA FORKS © - La Gracia de ArtemisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora