PERSEA FORKS - En el Ocaso

64 11 0
                                    

MI HISTORIA XXXV

— dilo —así que se lo pedí, le pedí entre lágrimas que lo confirmara— dilo —mientras mi voz se quebraba.

Y él levantó su mirada... compasivo...

— Lyra, soy tu padre —y de pronto, me sentía como en una barca en medio de tanta tempestad, dónde lo único que veía era un hombre que extendía su mano y que hacía mucho tiempo anhelaba que lo hiciera, aunque me retenía mis emociones.

Tome mi estomago con mi mano y solté mi arco, cuando mis rodillas tocaron suelo y mi rostro miró abajo, mis lágrimas salieron sin cesar y mis quejidos fueron escuchados por él.

— yo no tenía idea, Lyra, de verdad perdóname —mamá se lo escondió todo este tiempo.

Entre mis dedos salían arena mientras otras se retenían en mis manos— no... —y él no tenía la culpa.

— apenas me enteré, quise venir a verte —sentí como se acercó, se había arrodillado para estar cerca de mí— pero Artemisa me dijo que no sabías —

Y entonces sorbí mi nariz y levanté mi mirada— ¿Desde hace cuánto lo sabías? —estaba frente al hombre que dejó a mi madre.

Aún tenía un resentimiento en mi corazón. Porque toda mi vida pensé que sería un tipo drogadicto o un hombre de libre albedrío que no quería tener nada que ver con familia ni responsabilidades.

Poseidón dios del mar ¿Sería igual? ¿No sería lo mismo? Mientras que él se encargaba de controlar lo que fuera que hiciera, mi madre cargaba una nube en su cabeza y un montón de responsabilidades que no le permitían vivir.

— ayer —respondió por lo bajo— Artemisa me fue a ver y me platico... sobre ti —parecía abrumado.

¿De verdad estaría abrumado? No tanto como yo, tome mi arco nuevamente, estaba enojada y no permitiría que me viera así, después de todo este tiempo.

Así que me levanté y me enfrente con lágrimas en los ojos, pero firme en la arena— ¿Y? ¿Decidiste venir a saludar sin más? —después de tanto tiempo, venir a aparecer cuando Lily ya no estaba.

Pero él negaba con su cabeza y extendía sus manos demostrando dócil, yo no necesitaba que se mostrara dócil, si él hubiera aparecido cuando Lily lo necesitaba, nada de esto hubiera sucedido.

— Lyra, yo no tenía idea, no tenía idea de que Artemisa las tenía oculta de mí —

— la gracia de Artemisa —masculle con detesto. Otra cosa más que ni siquiera pudo ayudar a mi madre— si no debías aparecer en su vida, dime ¿Por qué lo hiciste? —exigí con lágrimas en los ojos— si no debían encontrarse, si su amor no era correspondido, ¿Por qué la conociste? —mis mejillas ardían— todo este tiempo mamá vivió con el corazón roto porque un hombre lo hizo —mi corazón estaba lleno de coraje— dios o humano, minotauro o cualquier otra cosa no merecía —y entonces alcé mi voz aún más con mis ojos ardiendo— no merecía dañarla de esa manera —hice un silencio, mientras él se mantenía en silencio y con su ceño fruncido— ella no merecía está responsabilidad —dije con odio— sino ibas a estar, no debías comprometerla de esta manera —masculle alejándome y limpiando mi nariz con mi mano.

— ¿Comprometerla de esta manera? —pregunto sin entender, tratando de formular lo que fuera que quisiera preguntar.

Pero respire hondo y miré el lago, el lago estaba inquieto, podía sentirlo o el podía sentirme a mí, pero le respondí— Dejarla con un hijo... Lily hubiera sido feliz y libre si no me hubiera tenido —admiti— no hubiera acudido a los hombres de negro, no habría tenido chance siquiera de tener que preocuparse de otro ser humano que dependiera de ella y lo más importante —volvi a él— ella estuviera viva —y el viento soplo, el frío invadió mis mejillas y por un momento mis dientes temblaron.

PERSEA FORKS © - La Gracia de ArtemisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora