PERSEA FORKS - Los consejos de Lily

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MI HISTORIA VIII

— en este mundo tendrás que enfrentarte a muchas cosas, el mundo no siempre será color de rosas o risas y diversión, debes prepararte, tanto mental como físicamente para el momento en que ya yo no esté a tu lado, así nadie te podrá hacer daño, ni tratarte de tonta —

El día que me dijo esto, había estado fallando tantas veces en los combates que me sentía inutil, pero siempre aludía a que ella era muy ruda conmigo, pero luego me dijo eso.

El mundo no era color de rosas, no era un carrusel en el que podría montarme, de hecho el mundo ahora parecía estar volviéndose más violento de lo que pensaba.

Y ella me había estado preparando para estos momentos en que no tendría a nadie y en el que estaría sola, asegurarse de que nadie me hiciera daño, ni nadie me trataría como... tonta...

— ¿prepararme...para este momento? —masculle con recelo entre lágrimas.

Mi habitación era demasiado fría, ahora me parecía ajena.

¿Habría una razón por la que Lily Forks quería venir a Forks en vez de quedarse en Nueva York?

¿Por qué hace cinco años ella nos trajo a vivir aquí? Tomamos un avión de

— ...tu eres Persea, semidiosa, hija de Lily Forks una humana, tu padre es un dios... —

Mi padre... levanté mi rostro de la oscuridad en la que lo había puesto, entre mis rodillas y mis manos aprisionadas— una ¿semidiosa? —nunca creí en las ficciones de las que hablaban siempre, mi madre relataba sobre Nix, una de las titanes en esos cuentos griegos, pero no pensaba que serían reales, mi madre siempre decía que los dioses no estaban vigilando, pero pensaba que era una farsa.

Artemisa me había dicho que era una semidiosa, que mi padre era un dios, pero...

— nuestro amor no era correcto, él no podía enamorarse de alguien como yo, él NO podía enamorarse de... mí, porque sabía que en el cualquier momento me dejaría sola y... no quería que me aferrara a él de esa forma, porque mi vida seguiría y la de él también —

Él se tenía que ir, ¿por qué irse? ¿su amor no era correcto? El amor entre una humana y un dios...

Pero, ¿quién era él? ¿Quién era mi padre? Ese hombre al cual nunca le reclamé nada, de pronto parecía el único que podía darme respuestas.

— sé que los que vinieron parecían humanos, pero —suspiró— no eran del todo humanos, esos eran cíclopes —

Sé que eran Cíclopes, en clases de historia antigua lo daba, pero ¿cómo esos hombres podrían ser Cíclopes? y ¿Por qué unos cíclopes querrían matar a mi madre?

La historia griega se basaba en tres principales dioses, eran los únicos que podía decir con exactitud que eran, pero los demás, como Artemisa, desconocía su potencial, aunque sospechaba que era muy buena en el arco.

La mayoría de las veces que no entendía algo buscaba en internet y esta no sería la excepción, si iba a entrar a este juego al menos debía saber en que me estaba metiendo o en que Lily Forks me metió a mí.

Los cíclopes eran descritos como enormes hombres gigantes, de un solo ojo, con la posibilidad de incrementar fuerzas y destruir a sus oponentes.

Pero... estos seres... no se parecían en nada a esos hombres que vinieron.

— sé que los que vinieron parecían humanos, pero —suspiró— no eran del todo humanos, esos eran cíclopes —

Pero, Artemisa dijo que era un cíclope, aunque no parecía uno.

La foto de Lily estaba sobre mi escritorio, era ella tomando una taza de café, recuerdo ese día, el día en que me compré una cámara en Nueva York, yo le había tomado esa foto.

Pero, ella ya no estaba, desvie mi mirada y me levanté de ahí, me sentía débil, casi sin poder caminar, pero había llegado a mi espejo y mi reflejo por ende se hallaba ahí, solté un leve gemido en cuanto vi como mi apariencia estaba totalmente demacrada, así que... así era como me veía ahora.

— en este mundo tendrás que enfrentarte a muchas cosas, el mundo no siempre será color de rosas o risas y diversión, debes prepararte, tanto mental como físicamente para el momento en que ya yo no esté a tu lado, así nadie te podrá hacer daño, ni tratarte de tonta —

¿Y si no me quería enfrentar a nada? Lily, ¿y si no quería seguir luchando? ¿de qué valía que estuviera aquí, si tú no estás?

— bien, tu castigo sera orden —tomó su barbilla con su dedo índice pensando mientras yo llegaba a su lado y la miraba con detesto— ya sé —sonrió de par en par— limpiar y afilar las espadas hoy, estoy muy cansada —pare de caminar y la mire con angustia.

— ¿QUÉ? —no podía con eso, no, no— eso cuesta mucho —masculle apenas.

— pues ve aprendiendo, no lo haré yo siempre —se excuso con los hombros alzados.

— preferiría que fueras inmortal —musite con pesimismo en el regreso a casa.

— no soy un dios, Lyra —

Pero estuviste con uno, Lily, nunca me dijiste eso, me ocultaste que mi padre era un dios, uno de esos que siempre he creído que no existían.

Ahora resulta que existen y que uno de ellos era una amiga tuya.

¿Desde cuándo un dios haría cosas así?

— mi padre... —

— ...tu eres Persea, semidiosa, hija de Lily Forks una humana, tu padre es un dios... —

Mi padre era un ¿dios?

Mi madre dijo que su amor no era correspondido y no debía ser, a eso se refería mi padre, porque él era un dios y mi madre una humana.

Pero mi madre se enamoró en gran manera de él.

Él no se quedó.

— ¿conoces a mi padre? —

— somos muy cercanos —respondió, mi madre dijo que no había vuelto a saber de él, entonces esta mujer ¿quién es para decirme que es cercana a él?— pero tu madre decidió no contarte nada, ni a ti, ni a él —

Claro que eres cercana a él, Artemisa, eres una diosa.

Poco conocía de los dioses, pero creo que era suficiente con su presentación, aún así no podía evitar el dolor de cabeza que tenía, pero realmente no tenía ganas de nada.

Porque ahora no sabía qué hacer y no quería seguir luchando.

Solo... quería... dormir....

En un sueño muy profundo.

PERSEA FORKS © - La Gracia de ArtemisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora