PERSEA FORKS - La cabaña de Artemisa

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MI HISTORIA XXII

— encontrarás el campamento muy apropiado para una cazadora y guerrera, tendrás tu espacio propio para el estudio, según lo que ha indicado Quirón, deberás aprender a luchar y pelear tan bien como una guerrera de Artemisa —

— pensé que eran cazadoras —

— lo somos —la diferencia de la Maya de antes a la de ahora era que parecía más... estricta y enojona que la que vi entrando por la oficina de Quirón acelerada, hasta ahora podía discernir bien, tenía especies de muñequeras en sus manos, en ambas, era de cuero, amarradas con hilos fuertes y plateados, con un mecanismo desconocido bajo de ellas, pero que creo yo, Maya podía controlarlo perfectamente.

La cabaña de Artemisa era enorme, con diseños muy exactos de animales en su parte baja de las ventanas, donde cada uno a mi parecer podían moverse libremente aunque fuesen esculturas, con cada paso en los escalones me temblaban los pies, pero era alucinante todo lo que podía ver a mi alcance, era majestuosamente enorme este lugar, ¿cómo podía caber como un campamento? ¿cómo podía ser solo una cabaña?

— encontrarás tus equipamientos suficientes para ser una cazadora de Artemisa —entonces me miró de arriba a abajo— primeriza —masculló entre dientes.

Fruncí mi ceño al verla mirarme de arriba a abajo, para después seguir mirando al frente y abrir las puertas de la enorme cabaña. Creo que nunca había visto un campamento, pero está casi segura que no se parecería en nada a esto. En nada.

Y en un abrir y cerrar de ojos, mi vista se vio inundada por un brillo plateado proveniente de dentro del campamento me impactó en la vista y me obligó a cerrar los ojos con fuerza y retroceder por instinto, pensé en que caería por las escaleras, pero las puerta se habían cerrados y quede estampada en ella.

El silencio de las chicas se promulgó y supe que aquel brillo incesante era proveniente perfecto de ellas.

Poco a poco abrí mis ojos, viendo botas plateadas brillantes y luego, un suelo blanco como la luna, muchos pantalones azules y para terminar, montón de chaquetas plateadas junto con caras de desaprobación de parte de las chicas frente a mí, parpadee unas cuantas veces volviendo a mirar a Maya, quién suspiro pesadamente, ella no brilló tanto, con razón en el trayecto se quitó la chaqueta, seguro deslumbraba a más de uno por ahí, en la habitación con Quirón no fue tan brillante.

— cazadoras al campo de práctica, no hay tiempo que perder —pero una voz entre ellas procuró hacerlas en fila y en orden de la enorme habitación para salir de la casa, hasta ese momento no me había dado cuenta del gran número de chicas que había aquí.

— Maya, tú también —pronto Maya salió de mi radar volviendo a ponerse la chaqueta y terminar saliendo por la puerta en silencio.

Ni siquiera se dignó a decirme adiós, solo se fue.

— y tú debes ser Persea Forks —me levanté del suelo frente a la voz demandante.

Pero bufando y limpiando mi pantalón la mira desde lo bajo— me llamo Lyra —

— He hablado con Artemisa —entonces levanté mi vista y finalmente pude visualizar a la chica frente a mí.

Una joven de cabello negro corto y en punta, muy diferente al resto que haya visto aquí y si seguía mirandola con detenimiento sus ojos eran azules eléctricos, y tenía pecas en la nariz, diminutas, pero era lo único que podía notar de diferente color entre tanto platinado, poco a poco mi vista se veía mejorada y acostumbrada al platinado.

Después de un largo silencio, torció sus aperturas de los brazos de la chaqueta que llevaba y terminó dejándolas a la altura de los codos. Desinteresada y para nada amigable, la chica dijo— cerca de aquí, da gracias que Artemisa te reclamó como hija de su Gracia porque sino hubieras quedado con los huérfanos del campamento —fruncí mi ceño— me dijo que te llamabas Persea Forks —

Gruñí con odio— Soy Lyra, mi primer nombre es Persea, pero no me gusta mi primer nombre... —pero ella me interrumpió.

Suspirando y dirigiendo la lanza que tomó de una esquina a mi pecho, sentí la punta en mi pecho— no me importa si te gusta o no, soy la teniente del campamento de las cazadoras y por lo tanto debes obedecerme y callar —con una ceja alzada y con la punta alejando poco a poco dio a entender su lugar.

¿Qué clase de campamento era este?— como sea —masculle con pesimismo obviando su obvio interés en dar su lugar de líder o lo que sea que fuera.

— ahora, Artemisa también me dijo que no eres exactamente una cazadora, pero tiene su gracia —volví mi mirada a la chica, pero ella me miraba como cucaracha de alcantarilla— aún no entiendo por que, pareces una simple mortal —masculló con altivez— te mostraré tu equipamiento —con su mirada de asco hacia mi, camino adentrándose más en la cabaña, alce una ceja frente a su actitud, pero deje de hacerlo en cuanto pensé que solo perdería mi tiempo si me ponía en contra de ella.

Entonces realicé mi primera pregunta— ¿debo ir con las demás al campo? —

La "teniente" se detuvo y volvió su mirada a mí— ¿campo? —

Asentí segura de que lo había dicho bien— tú dijiste que... —

— ¿tú? — alzó una ceja indignada.

Trague fuerte y respire hondo— el campo de práctica, les dijiste que fueran allá, ¿no debo ir yo también? —sus pasos eran pesados y con centímetros de mí me respondió.

— ¿qué parte de "Artemisa me dijo que no eras exactamente una cazadora" no entendiste? —le miré de reojo y me abstuve de decirle alguna tontería que me terminaría costando enemistad.

— entonces mi equipamiento —masculle mirándole de reojo, me abstuve de aire hasta el momento en que se alejó de mí y solté un leve suspiro.

— lo encontrarás apto para tu nivel de pelea —indicó con severidad— poco a poco si logras ser al menos un poco buena, te daré el equipamiento de una verdadera cazadora, Artemisa me dijo que te quedarías en nuestra cabaña así que procura mantener todo tal y como esta —entonces paró de caminar y en un abrir y cerrar de ojos puso su mano en mi pecho deteniendo mi paso— y no entres a otras habitaciones que no sean la tuya —su frialdad me sorprendía, era como la chica anterior, esa tal Clary, solo que esta parecía mucho más orgullosa y... directa... o tal vez era los mismo.

— no lo haré —masculle más bien en forma de zozobra.

Solo esperaba que las demás no fueran desordenadas. La teniente siguió caminado— Artemisa también me contó sobre ti, madre muerta, padre del cual se desconoce su paradero, posiblemente también muerto o tal vez —me dio una mirada de reojo— un dios, pero no se sabe lo suficiente —indicó con una ceja alzada dirigiendo su mirada a una de las tantas cortina que había aquí, separando muchos cuartos— quince años y con mañana serían dieciséis según el calendario —detuve mi andar impactada y rebusque en mi mochila mi celular que había mantenido guardado, lo encendí esperando a que me mostrará la hora y fecha del momento pero en cuanto estuvo en mis manos, segundos después desapareció— ¿por qué trajiste uno de estos? —los ojos azules de la chica pronto parecían sacar rayos y centellas, trague fuerte frente a la situación y retrocedí.

— es mi celular —masculle.

— ¿celular? —dijo con gracia y río exasperadamente, la miré espantada y pálida para después presenciar cómo tiró el celular al suelo y lo aplasto con su lanza— eres una tonta —gruñó con odio, pero yo no era capaz de procesar lo que estaba haciendo.

— no, espera —tambaleante vi como pequeños trozos del celular salían disparados y como una furiosa teniente me miraba psicópata.

— uno de esos en el campamento y serían carne fresca para los monstruos, todo semidiós sabe eso —retrocedí frente a ella, mis ojos estaban ardiendo, sabía que estaba al punto de querer llorar, pero debía ser fuerte.

— no lo sabía —reconocí la dificultad.

— es claro que no lo sabes, porque no eres un semidiós —masculló con odio y estrelló los restos contra la pared. Mis lágrimas habían brotado— dime, ¿qué clase de semidios a sus quince años no conoce quién es su padre? ¿dónde están tus señales? seguro ni siquiera sabe que existes —su voz retumbaba en mi cabeza, apreté mis dientes con furia y trate de mantener la cordura, pero no podía, no cuando lo único que quería era llorar— ¿qué clase de semidiós es una llorona? —

Esto no me gustaba. No quería estar aquí.

PERSEA FORKS © - La Gracia de ArtemisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora