PERSEA FORKS - Seismós

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MI HISTORIA LX

Mis emociones ahora mismo me dictaba que debía estar con Nico Di Angelo y no tratando de matar a un cíclope, pero así era, mientras corría para saltar sobre el cíclope pasando todo y con ayuda de las corrientes de agua que volvieron a mí con mayor fuerza, ahora me encontraba furiosa, con mi arco lance flecha tras flecha, pero él de alguna manera lograba esquivarlas, le lance alrededor de cinco flechas y tal vez era porque estaba furiosa no veía y no lo hacía con precisión.

Pero me urgía tener que terminar con esto para estar con Nico Di Angelo, por eso quise acercarme a él, estaba en mi mente frustrada terminar con esto de una buena vez y tal vez no estaba capacitada del todo mentalmente, pero si algo había entendido era que mi padre era Poseidón y que el mar estaría a mi disposición, siempre— océano, préstame tu fuerza —susurre al vacío cuando mi corazón se empezaba a quebrar y los recuerdos de mi madre me volvían a invadir, ¿Cómo era posible que tratará de ser fuerte? Cuando cosas así pasaban, inevitablemente seguía mezclando mi futuro con mi presente.

Pero estaba decidido cuando las corrientes de agua me rodearon y me elevaron, cuando la luz en mi collar se iluminó con gran fuerza y mis ojos ardían con gran fulgor, mi pasado con mi presente, no, no volvería a suceder, no volvería a dejar que nadie se atreviera a arrebatarme lo que había conseguido, lo que tenía conmigo, no otra vez.

Por eso me eleve en los aires con la ayuda del poder del océano y mi arco brillo de igual manera, creía que podría ser una estrella, iluminaba la cueva y destrozaría al cíclope, empuñe mi arco y estuve dispuesta aa herirle, llegue a él con tanta velocidad que lo empuje al suelo y lo estrelle contra él, el suelo se agrieto por completo, el lugar tembló y no dude en que en algún momento caería sobre nosotros en pedazos, pero no me detendría en eso, me levanté de su pecho cuando la furia de haber visto su coraje contra Nico se recordó, este imbécil había tocado a Nico Di Angelo con sus malditas manos.

— morirás por mi espada, maldito —devolví el arco a la daga— ¡Σεισμός! —grité antes de enterrar la daga en su garganta y terminar con toda posibilidad de vida del cíclope que atentó contra la vida de Nico Di Angelo, la daga de iluminó segundo después de haber enterrado su punta en el cíclope y retrocedí por instinto cuando ví que la luz empezaba a quemar y las corrientes me devolvieron a la parte de arriba de la jaula, dónde los chicos se movían como carne de res en tendedero.

Y lo siguiente que ví, ni siquiera lo pude anticipar, solo supe que el chico de cabello morocho al cuál desconocía quedaría destrozado por la luz sino lo sacaba de ahí, por ello estiré mi mano y mandé a la corriente a que lo atrapará en sus aguas y tire mi daga, ahora "Seismós" para que cortará la soga del chico y evitará los rayos azules que salían de ahí, pronto la corriente volvió a mí y abrí mis manos para tomar al chico y atraparlo a tiempo después de un gran golpe, caí de rodillas con él en mis pies y respiré entrecortadamente cuando la luz atravesó el lugar y un gran terremoto hizo que la cueva se siguiera estremeciendo aún más. Protegí al chico entre mi cuerpo esperando a que el terremoto se detuviera, deseando que el mar me ayudará a proteger a todos y que nada malo sucediera, de pronto la tierra dejó de moverse y mis manos empezaron a temblar de los nervios de que realmente siguiéramos vivos. Levanté mi mirada y ví a Jasper, abría sus ojos poco a poco, como si por un instante estuviera creyendo que podría morir, pero ví la sorpresa en sus ojos y mirar hacia atrás, lugar donde estaba el cíclope y quedarse estupefacto.

Mire a los demás y solo veía como poco a poco trataban de mantenerse en sus cuerdas, corrí mi mirada rápidamente a Nico Di Angelo y le llamé— ¿Nico? —

No me contesto y me alarme, me separé del chico pero entonces lo escuché— deprisa Lyra, suelta a todos —y ví a Ezio socorrerlo.

— yo lo ayudaré, señorita —eso alivió un poco mi corazón, pero no lo suficiente, aún así mire al chico a mi lado.

PERSEA FORKS © - La Gracia de ArtemisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora