PERSEA FORKS - El inicio del fin

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MI HISTORIA XXIV

Que alguien me explique...

¿Cómo rayos terminé aquí? Con Thalia, mi teniente en frente con una espada afilada, con sus dientes a todo su esplendor y una mirada electrizante.

Sí, tal vez debería retroceder para entender un poco.

Si bien Thalia me había enseñado la casa de Artemisa, mi cuarto y de más, había alardeando sobre las cazadoras y había dicho que jamás sería digna de ser llamada así.

Creo que fue en el momento en que habló sobre mamá, sobre lo que le había contado Artemisa...

— disfruta tu estadía en el campamento, mañana por la mañana las cazadoras y yo partiremos a una misión, por lo que la casa queda en tus manos —fruncí mi ceño frente a su repentino comentario y me levanté de la cama de inmediato.

Porque por lo que veía compartiría el cuarto con otra cazadora, pero ahora sucedía que se irían mañana, esta casa era muy enorme, aunque por fuera no lo parecía, Artemisa no me dijo que me quedaría sola, ni mucho menos sobre misiones.

Pero, si irían a una misión ¿por qué no llevarme? realmente no quería estar aquí, así que objetar— ¿por qué no puedo ir yo? —fruncí mi ceño frente a ella, quién solo se dignaba a arreglarse sus guantes en las manos, pero una vez que objete, ella me miró con una ceja alzada.

— porque es para cazadoras —dijo con obviedad— tú no eres cazadora, no has sido dictada así por Artemisa, así que ¿con qué derecho me dices eso? —

— pero soy parte de la cabaña, como ustedes —

— ¿la cabaña? —dijo con gracia— la cabaña solo es para descanso de las cazadoras, no es nuestro hogar, pero será el tuyo ahora —fruncí mi ceño por la manera en que lo dijo, como sonó en sus labios, como si fuera algo de que burlarse.

— pero, se tomar un arco, una espada, sé pelear, sé defenderme —

— así, ¿quién lo dice? — y entonces se cruzó de brazos— admito que Artemisa me dijo que fuiste educada por tu madre en cuanto al combate, tomaban lecciones juntas, desde una edad temprana —suspiro, no pude evitar dejar de pensar en mamá— pero, eso no es algo certero, aún debes aprender mucho —

Mamá me enseñó muy bien, fruncí mi ceño— pero, sé muchas cosas —

— perfeccionaras en el campamento —

— mamá me enseñó todo lo que sabía —

— una humana, sabe cosas humanas, nosotros somos semidioses y debemos entrenar como tal —

— pues, considero que mi entrenamiento fue efectivo —recuerdo que la ira empezó a rodearse en mí, porque no soportaba que me tratara como una principiante.

Y ella se había dado cuenta— ¿te atreves a rebelarte contra tu teniente? ¿Te atreves a enfrentarte contra la gran Thalia? —sí, la ira estaba en todo su esplendor y de eso no cabía duda, pude notar pequeños rayos que atormentaban los ojos de la chica, pero no me arrepentía de nada, absolutamente nada.

Mamá decía que no me podía enojar con los demás, porque seguramente les haría daño, pero Thalia había acertado en algo, éramos semidioses, por lo tanto nuestra resistencia sería más que suficiente para unos simples raspones, así que me arme de valor, por mi madre y por mí y respondí— sí, te enfrento Thalia —

Y aunque en mi mente había sonado mucho mejor y con más dramatización, al final termine por ser llevada al campo de entrenamiento, donde las cazadoras practicaban.

— ALEJENSE DEL CENTRO CAZADORAS —sí, fui llevada por Thalia, arrastrada prácticamente hacia el centro del campo, donde las miradas de las cazadoras eran divertidas y donde podía escuchar murmullos.

Algunos de esos murmullos atacaban en mi contra, cosas como: Thalia la destruirá, sufrirá el mismo destino que Jackson, seguro ni siquiera podrá realizar un golpe.

¿De verdad era tan fuerte? Podía sentir la ira crecer en ella y como el cielo se estaba empezando a nublar, Thalia estaba deseosa de luchar, pero yo solo pensaba en que me había metido.

Y que posiblemente fue un error haber hecho lo que hice. Porque a juzgar por su temperamento y esas impresiones de rayos que lanzaban sus ojos y el cielo nublado, era la hija del dios del trueno, Zeus.

— Lyra Forks —dirigió su espada a mí— esta noche los dioses decidirán quién triunfará en este duelo —

¿Los dioses?— ni siquiera los conozco —expresó con sinceridad, lo que hizo que todas quedarán totalmente defraudadas.

— Tu aspecto banal trae deshonra a tu familia —mamá había muerto y no conocía a nadie más, pero ella era un semidiós, por lo que debía suponer que se trataba de mi,.. padre.

— tampoco lo conozco —reconocí.

Pero trague una vez ella gruño y me miró de manera asesina, seguido de un sonido que realmente me dejó fuera de onda, el sonido de una campana sonar con fuerza— COMBATE A MUERTE —y una chica gritó.

¡¿COMBATE A MUERTE?!

— ¿qué..? —si antes era pálida ahora estaba mucho más.

— Persea Forks, prepárate para morir —

¿Prepárame para qué?

QUÉ ALGUIEN ME AYUDEEEEEE

PERSEA FORKS © - La Gracia de ArtemisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora