PERSEA FORKS - Jasper el invencible

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MI HISTORIA XIV

Y en ese entonces tenía miedo. Miedo de que le hiciera daño o de que me hiciera daño a mi misma. En ese entonces tenía doce años.

¿Por qué ahora venías a mi cabeza?

Pero, cuando el enemigo venga a atacarme no se detendrá, Jasper a medias podía verlo, pero luchaba con su espada en mano.

Me levanté temblorosa. Pero Jasper volvió a atacar y me aferré a la moto, viendo cómo sonreía pero estaba jadeando, parecía estar cansado.

¿Debería ayudarlo? Aunque... NO SABÍA PELEAR CONTRA UN ENORME TORO.

UNO QUE SABÍA PELEAR Y SABÍA BIEN QUIÉN ERA SU OBJETIVO.

Sequé mis lágrimas, ahora estaba frustrada. Pero cuando menos lo pensé Jasper se detuvo, le miré perpleja, pero él sonreía y en un punto dirigió su mirada a mi y sonrió victorioso, para entonces tomar su espada en alto y recitar— ESPADA DEL CAOS, DESTRUYE —pronto la espada se vio reluciente y terminó por guiar una enorme luz roja al cielo, mire todo con detenimiento al momento en que el viento se mecía con furia, fue entonces que Jasper dio un solo espadazo hacia el toro y terminó por hacer un corte perfecto en su estómago. Terminó reluciendo el toro en dos patas, para destruirse en polvos que brillaron en la noche y se fueron con el viento.

Jasper lo había destruido. Trague fuerte.

JASPER HABÍA DESTRUIDO AL TORO.

Retrocedí de la moto, este tipo...

Se acercaba sacudiendo su cabello y trayendo la espada arrastrada, parpadeé un par de veces, pero ahora su aura se veía más oscura que antes de conocerlo, parecía arrastrar las alas de la muerte en su espalda.

Suspiro y puso su espada de dónde la había sacado, alzó una ceja y me miró como si nada hubiera pasado— prosigamos con nuestro camino —

Mire el lugar donde una vez el toro estuvo y trague fuerte mirando nuevamente a Jasper— lo mataste —masculle por lo bajo.

Sonrió de lado y miró a dónde estaba el toro— como se debía —dijo con obviedad.

Las lágrimas nuevamente se estaban desbordando por mi mejilla, tenía miedo, este tipo— ¿Cómo es posible? —masculle sin poder creerlo, tome mi cabello en mano y aferre mi agarre ahí— tú, tú —cerré mis ojos con fuerza— detuviste al toro, peleaste con él y luego mandaste un rayo en su contra como si nada —gruñí con odio.

— ¿Querías que me matará? —apostó con su ceño fruncido— escucha, si eres un semidiós debes aprender una cosa —tomó entonces su moto— si te atacan, debes atacar, si te atrapan debes escapar, no demuestres debilidad ante un oponente, porque la vida de un semidiós es mucho más complicada que la de un simple humano —entonces subió a su moto— vendrán muchos más de esos, deberías saberlo —me miró de reojo, mis manos temblaban— ¿Seguirás el viaje? —

Fruncí mi ceño y mire a mi alrededor, no había nadie, no había ningún auto tampoco, ni tampoco una parada, volví a mirar a Jasper, me esperaba en su moto. La única manera de llegar al campamento era con él. Ahora parecía mi única opción.

Hice un amago con mis labios y me armé de valor, caminó lento hacia él, mirando que su rostro no refleja algún iris de ataque, tiesa como un roble me acerque lento. Mientras él me seguía viendo de reojo, de pronto imaginé ver una sonrisa burlona en su rostro, al momento de subir a la moto.

— ¿De que te burlas? —

— de nada —masculló arrancando la moto y volviendo a ponerse en marcha en el camino, mis manos en su hombro, mis piernas tocando sus muslos y de pronto parecía que ese miedo había desaparecido, apoye mi cabeza en su espalda, me sentía mal, no era buena idea subir a un vehículo andante después de haber llorado de euforia— eres tierna —pero su voz me creó nuevos conflictos en mi interior, sentí como la sangre se me subió a mis mejillas y por un momento la mente se me cerró.

¿Por qué decía eso ahora?

— no digas tonterías —mascullé con desdén dejando que la brisa me llevará en un pequeño trance.

En la mayoría de los casos, si un chico se me hubiera acercado así, sin conocerle y no tuviera una situación tan complicada, seguramente habría accedido a no subirme a su moto y simular que me cae bien.

Y aunque Jasper no me causaba la confianza exacta como para estar aferrada a sus hombros y apoyada en su espalda, debía actuar así.

Porque por ahora él era mi única entrada al campamento.

Pero lo extraño era que la línea dorada ya no estaba. Levanté mi mirada y sobre su hombro me interrogue— ¿Si sabes cómo llegar a él campamento sin la línea? —

— tranquila, sé muchas cosas, aunque no lo parezca sé grabar muy bien un lugar al que he ido —

— entonces has ido a él campamento —

— fui una sola vez, cuando vine a darle algo a mi primo —baje mi mirada.

Había familias aquí también. Aunque a decir verdad...

¿No todos eran familia? Es decir, se trataba de dioses, ya sea de un padre diferente eran como primos ¿No?

— ¿Exi-existen familias en el campamento? —sí, no di tantos rodeos a la situación, si Jasper era el que podía responderme.

— ¿Familia? —frunció su ceño— ¿Te refieres a hermanos y hermanas? —bajé mi cabeza a su espalda.

Y suspire— según la mitología griega... —

— wou, wou, un momento, ¿Mitología griega? —rió en seco— ¿En serio irás con esa mentalidad al campamento? —

Sé que no era muy convincente ni nada, pero me estaba resultando difícil creerlo— no me acostumbro —masculle por lo bajo.

— bueno, no digas que es una mitología cuando estés allá, eso no le agradará a nadie, créeme —sí, sabía que sería difícil estar en un lugar así.

Removí mi cabeza de ahí y bufé, sentía la brisa en mi cara— ¿Sabes lo que es venir de un lugar y de pronto tener que saber de golpe que eres algo que no sabía siquiera que existía? —masculle con desdén.

Me sentía fuera de onda, no sabía siquiera a dónde me dirigía.

— aunque no lo creas, muchos de los semidioses en ese campamento no creían en lo que eran, pero luego se enfrentaron a minotauros, cíclopes y guerras dándose cuenta que realmente lo era —

— ¿Guerras? —masculle— en estos tiempos jamás ha habido una guerra —

Entonces bajó la velocidad de su moto y paró en medio de la nada, mucho más lejos de la civilización. Me separé en cuanto bajé y fruncí mi ceño.

— ¿Por qué te detienes? —él suspiró y sacando la espada de su lugar secreto tomó también la maleta de él que estaba junto a la mía.

— han habido guerras, solo que no en la dimensión de lo humanos, si un humano hubiera visto la mitad de nuestras guerras seguramente estaría alucinando —suspiro y se puso su mochila tras de él— por eso los humanos no se meten en guerras del mundo de los dioses, ahora baja de mi moto, debo guardarla —

PERSEA FORKS © - La Gracia de ArtemisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora