CAPÍTULO 11: EL NACIMIENTO DEL HIJO DE LAS SOMBRAS

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El intenso combate entre Link, Adox y Asener continuaba en pleno clímax. Adox y Link acababan de sorprender a Asener en un plan improvisado, y este había perdido sus brazos como consecuencia. Ya no podía usar su espada y, más importante, extraer la energía de los animales. Realmente estaba contra las cuerdas.

—Asener: Mis brazos... Hmmm... Definitivamente, sí... No me queda otra, es hora de utilizar eso...

Asener comenzó a pronunciar unas palabras en un lenguaje desconocido, y el medallón brilló de forma intensa. Era un brillo negro que intensificó aún más el aterrador aura que ya de por sí el medallón emitía. Link corrió con su nueva espada para detenerlo, pero Asener dio un gran salto hacia atrás, con una ligereza que casi parecía que estaba a otra gravedad.

—Asener: (El elegido... lo he subestimado... He cometido errores estúpidos, debería haber huido de este enfrentamiento, pero... A partir de ahora, esto va en serio...)

—Link: ¡Adox! ¡No sé qué pretende, pero hay que detenerlo ahora mismo! (No se hace pequeño, eso es porque sea lo que sea que esté haciendo, es necesario que lo haga a tamaño normal... No me da buena espina...)

—Adox: ¡Uaaah! ¡Ya voy!

Adox comenzó a correr, con su espada. Link, por su parte, hizo algo interesante: usó su imán en el canalón de la casa de Leozes, el cual era metálico. Al ser algo inmueble en otra superficie, no podía ser atraído. Pero, entonces... ¿Qué sucede en esos casos? Pues es sencillo, Link tiene la opción de ser él quien sea atraído hasta el objeto (más bien la piedra sheikah, pero si Link no la suelta se desplaza también). Eso mismo hizo, y fue desplazado a gran velocidad hasta la pared de la casa, quedando muy cerca de Asener. Casi lo alcanza, pero dio un salto de nuevo y se volvió a alejar, sin dejar de pronunciar las palabras.

—Link: ¡Agh!

Sin embargo, Adox lo estaba esperando, y cuando se acercó a él, preparó su espada. Asener iba a aterrizar del salto justo en su posición. Adox empuñó su espada, y se mentalizó para acabar con su adversario. Iba a quitar una vida, y eso le aterraba, pero al pensar en todo lo que había hecho, lograba eliminar ese sentimiento.

—Adox: ¡Ahhhhh! ¡Ahora verás! ¡Esto va por lo que le has hecho a mis cucos!

No obstante, cuando blandió su espada, el movimiento fue de lo más torpe posible, y se le resbaló, cayéndose al suelo. Es normal, era la primera vez que usaba un arma en su vida, y no se esperó que pesara tanto.

—Adox: ¡Ahhh! ¡No puede ser!

Asener estaba tranquilo, a pesar del peligro que acababa de correr, había subestimado a su adversario, y se esperaba que alguien como él fallara una oportunidad así. Mientras Adox se agachaba para recoger su arma, dio otro salto, alejándose más. Es en ese entonces que dejó de recitar las palabras. El medallón dejó de brillar, y una sombra salió desde el interior del ojo, la cual se quedó en el suelo, junto a Asener. Link, que se había estado acercando corriendo, frenó y guardó las distancias para analizar la nueva situación.

—Asener: Mmmm... Pues... creo que ya está.

La sombra, que en apariencia era solo una sombra ovalada en la hierba, comenzó a hablar.

—Sombra: Has sido muy atrevido al invocarme, pues solo concedo un clon cada mil años... Debes estar realmente desesperado si tú, anfitrión, has decidido invocarme.

La sombra comenzó a despegarse del suelo, creándose una especie de masa oscura, sin forma.

—Asener: Sí... He tenido un imprevisto... Eras mi último recurso, pero ya nada importa.

El Éfiro - Zelda Breath Of The WildDonde viven las historias. Descúbrelo ahora