TEMPORADA 4 / CAPÍTULO 76: GROY E ISYR - PARTE 7

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—Isyr: ¡¡Mamá!!

—Madre: ¡Isyr! ¡Hija, ¿qué ha pasado?!

Cuando Isyr tenía diez años, vivía junto a su madre, Seethia, ambas como ayudantes de la Posta de la Región de Tabanta, en el extremo oeste de Hyrule. No obstante, a la pequeña no parecía entusiasmarle mucho su actual vida.

—Isyr: ¡Es que... Kenyo se ha vuelto a meter conmigo!

—Seethia: (Ese niñato...)

Siendo ellas las únicas orni del establecimiento, los hijos de los dueños le hacían el vacío a Isyr con frecuencia, y esta terminaba llorando.

—Seethia: No le hagas caso, Isyr, ya hablaré yo de nuevo con su padre.

—Isyr: Jo...

- - - - -

Sin embargo, pasó el tiempo, y la situación comenzó a cambiar. Las hormonas de la joven orni comenzaron a cambiar, y aquella cálida y amable pequeña entró en un periodo de rebeldía, el cual marcaría su vida. En una ocasión, a los 13 años, Isyr se encontraba sentada en la entrada al edificio principal, y su madre la vio, yendo a sentarse junto a ella.

—Seethia: Hola, hija.

—Isyr: ¿Qué quieres ahora? Qué pesada, de verdad...

Se quedaron un rato en silencio, hasta que Isyr comenzó a hablar.

—Isyr: Oye... ¿por qué no... podemos ser normales? Me hablaste un día de una ciudad llena de ornis como nosotras... ¿por qué no vamos a vivir allí?

Seethia sintió un nudo en el estómago, su hija estaba comenzando a cuestionar las cosas, y siempre había temido la llegada de ese momento.

—Isyr: Me contaste que la abuela tuvo que venir aquí... ¿acaso descendemos de una familia de refugiados...? ¿A que es eso?

—Seethia: ¡Isyr! ¡¿Qué tonterías dices?! Nosotras llevamos mucho tiempo viviendo por aquí, no tenemos ningún motivo concreto para hacerlo. Bueno, sí... que esta es y siempre ha sido nuestra casa.

—Oye, a mi no me grites, tonta. Además, ¿por qué no vamos a la ciudad...?

—¡¿Tonta, yo?!

Se hizo de nuevo un silencio algo incómodo. A Seethia le dolía la actitud de su hija, pero sabía que eran cosas de la edad. Solo deseaba que pasara aquella etapa de la adolescencia cuanto antes, era una madre demasiado blanda a la que no le gustaba castigar.

—Seethia: ¿Sabes qué? Quería que fueras feliz aquí... pero no he sido capaz de darte una vida feliz e ignorante...

—Isyr: ¿Eh...? ¿Qué dices?

—Vamos, acompáñame, voy a enseñarte algo...

—Qué pereza... Me duele todo y estoy cansada, paso de moverme de aquí.

—¡Pero si no has hecho nada en todo el día! ¡Vamos, levanta!

—Uff... Qué cansancio, de verdad...

—¡Que levantes!

—¡Que no quiero, te digo!

- - - - -

—Seethia: ¡Isyyyyr! ¡Isyyyr! ¡Byder, ¿has visto a Isyr?!

Byder, el dueño de la posta, se asomaba desde el mostrador. La preocupada madre parecía bastante nerviosa.

El Éfiro - Zelda Breath Of The WildDonde viven las historias. Descúbrelo ahora