6. Víctimas

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En apariencia, fácil es hacer desaparecer al vivo. La cuestión es hacer desaparecer al muerto. Un cadáver se entierra, un fantasma, no. 

Rafael Barrett

Rafael Barrett

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—¿Esposo? —vacila Erick expresando la duda de todos los presentes —¿Desde cuando tienes esposo, Nahomi? Y más importante aún, ¿por qué no me invitaste a la boda? 

—¡No tengo esposo! —declaró con la cara ardiendo por la vergüenza —Es solo que... Bueno, lo que quiero decir es que, aún no tengo esposo. Pero lo tendré. Al menos eso creo. Y por un momento perdí la noción de que aún me encuentro en el presente.

Erick frunce las cejas con confusión y termina por sonreír. Aparenta divertirse ante mi incomodidad y titubeos.

—O sea que —menciona Mery interviniendo —, estabas pensando en el hombre que será tu esposo. ¿No? 

—¡Sí! —aseguro —Pero no, bueno sí. 

—Que persona tan desafortunada la que se case contigo —opina Erick mediante vuelve a llenar su boca de trituras.

—Oye, Erick —dice Alejandro —. Nahomi dijo que a su futuro esposo le gusta la pizza, y tu estabas comiendo pizza.

Mery se ahoga con su propia bebida ante la mención de Alejandro. En un par de segundos su cabeza se ve envuelta en un dilema sentimental. Si hay algo que Mery ama y detesta simultáneamente, son sus sentimientos por Erick.

Erick sonríe ampliamente ante el provocativo comentario y manifiesta: 

—Nahomi algún día será famosa y millonaria. Así que, si me mantiene y no tengo que trabajar, no tengo problema en casarme.

Es imposible no reírse ante los comentarios tan poco serios de Erick y su forma de llevar siempre una conversación hacia donde él se allá más cómodo. Finalmente todos se limitan a reír y bromear sobre lo sucedido, descartando la idea de averiguar la identidad de mi posible futuro esposo.

Marcus no sonríe. De hecho, su rostro es tan indiferente que aparenta estar completamente ausente de toda conversación. Aunque sus manos, lívidas como el resto de su ser, constantemente buscan a qué aferrarse, ya sea entrelazando sus dedos o apretujando el borde del sofá a causa de una posible ansiedad permanente. Me pregunto qué tan difícil es para él mantenerse en una habitación donde todos se conocen y socializan con fluidez y naturalidad.

Al mirarlo fijamente, sin temor a que se gire y me devuelva la mirada, noto como lleva su mano izquierda a su cabeza como si algo le produjera cierto dolor. ¿Se percata acaso de que intentó leer su mente? 

Aunque la intención de Erick es ayudar a Marcus a poder ampliar su círculo social, termina fracasando lastimosamente. Marcus no eleva mirada, apenas responde preguntas y al parecer el humor y el sarcasmo no causan efecto en él.

Lux: Hospital para monstruos ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora