40. Un par de segundos

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"Como un mar, alrededor de la soleada isla de la vida, la muerte canta noche y día su canción sin fin." 

Rabindranath Tagore.

—¡¿Cómo te atreves a insinuar que he hecho algo así?!

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—¡¿Cómo te atreves a insinuar que he hecho algo así?!

El reproche cargado de desilusión y enojo de Mery, se hace oír fuerte y claro. Y Erick es el interlocutor.

El brujo separa los labios pero no dice palabra alguna. Intenta inútilmente pensar antes de hablar. Decidió enfrentar a Mery para exigirle respuestas sobre los alucinógenos que encontró en su poder. Aunque esperaba tener a Nahomi a su lado para saber la verdad de inmediato, pero la joven no está llegando a tiempo.

—¿Qué esperabas? —vacila Erick —Los alucinógeno estaban en tu departamento. ¿Por qué tenías esa basura?

—¡Yo no tengo eso! —exclama Mery completamente ofendida —Esas cosas son ilegales. ¿Por qué yo tendría algo así conmigo?

—Ya se que es el ilegal. Por eso mismo te pregunto, ¿por qué los tienes?

—¡Te he dicho que no tengo eso! ¿Qué es lo que pasa contigo, Erick? —pregunta ella con irritación y un tono que refleja desorientación —Vienes a mi casa, y no solamente me acusas de tener productos ilegales, sino que también de haberte dado eso a ti. ¿Qué tan mal piensas de mí para decir esto?

—¿Fuiste tú?

Tanto Mery como Erick voltean ante la pregunta. Amy Hernández se halla en la puerta de entrada. Ve directamente a Mery con una mirada cargada de enojo.

—Respóndeme —exige Amy con una calma que no concuerda con la expresión furiosa de su rostro —, ¿fuiste tú quien le dio los alucinógenos a Erick y Marcus?

—¡Yo no lo hice! ¿Cuantas veces más tengo que repetirlo?

—¡No mientas! —exclama Amy indignada — Escuche claramente que Erick dijo que tú tenías eso en tu departamento. Nahomi, Marcus y Erick tienen síntomas de haber consumido los alucinógenos. ¿Acaso dirás qué se lo tomaron ellos mismos?

Mery camina con furor hacía Amy y procede a alzar su mano en lo alto apuntando directamente a la joven humana. Extiende sus dedos y de su palma emana una opaca luz transparente que irradia una magia fuertemente peligrosa.

—Escucharme bien, Amy Hernández —decreta Mery —, vuelve a insinuar que yo soy capaz de dañar a mis amigos y será lo último que dirás en tu vida.

Amy ni siquiera se inmuta. Al contrario, le devuelve a una mirada desafiante que no hace más que avivar la cólera de la pelirroja.

—¡Mery! —dice con exaltación Erick —Por favor, cálmate. No tenemos porque llegar a estos extremos, ¿de acuerdo? Vamos a hablar de esto.

—¡Ustedes son los que me están acusando! ¡Tú me estás acusando! —Lo último lo dice con dolor, decepción y evidente desesperación.

—Mery —titubea el brujo —, baja tu mano, minimiza tu magia y escúchame...

Lux: Hospital para monstruos ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora