Capítulo 16. Hermanos desconocidos

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Somos fácilmente reemplazables para aquellos que no sienten amor. 

Lux



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Marcus 


He dormido por primera vez en meses. No es que sea algo necesario para mí, ni siquiera sé si me ofrece algún beneficio, pero, de algún modo, es satisfactorio experimentar los sueños. Probablemente representa algún tipo de alivio de esta realidad que resulta constantemente agobiante.

Desde que se que ella vive, nada ha sido igual, desde que la he visto en persona hace dos días, todo ha cambiado.

¿Qué debo pensar? Los años en que ella estuvo ausente cultivé un sueño en el que Nahomi renacería y tendría la oportunidad de vivir una vida próspera y digna de su bondad, le rogué al cielo desde lo más profundo de mi alma por ello, y lo acepte.

Continué con mi vida y avance con el crecimiento de mi ser al sentir que finalmente había reconectado con las raíces de mi alma y por consiguiente encontrado mi identidad. El vacío que por años me consumió simplemente desapareció.

¿Y ahora qué? Yo sigo aquí, y ella sigue aquí. Se siente tan irreal.

—Vaya, despertaste.

La voz fuerte y despreocupada de Erick me trae de nuevo al aquí y ahora.

—Erick.

—Sí, dime.

—¿Crees que soy egoísta?

Erick deja de observar la pantalla de su computadora y suspira con cierto pesar e ironía. Gira sobre la silla para quedar justo frente a mí y guarda silencio. Su semblante expresa una seriedad que disfraza sus ganas de reprochar palabras ofensivas.

—Marcus, eres una de las personas más consideradas que conozco. Literalmente no entiendes a la gente, y te esfuerzas por entender y comprender. ¿Por qué serías egoísta?

—Muchas personas me han dicho que lo soy.

—¿Y vos qué pensás de eso?

—Pienso que es sencillo aconsejar que te mantengas en un aislamiento perpetuo de la sociedad cuando tú no cargas una maldición que te condena a ver sufrir a los que amas.

—Y tienes toda la razón. —Corrobora Erick y sonríe con cierto gusto gratificante por mis palabras —. ¿Sigues yendo a terapia Marcus?

—He ido una vez cada dos semanas desde hace ya año y medio.

—¡Muy bien! Eso es muy bueno para ti. —Erick acaricia los rizos que caen sobre mi frente con verdadero gesto fraternal.

—Aun así —mencionó y simultáneamente me incorporó del sofá donde he estado durmiendo las últimas doce horas —, hay algo que deseo consultar y me parece que tú eres la persona ideal para aclarar mis dudas al respecto.

Lux: Hospital para monstruos ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora