Marcus busca a la joven que fue su gran amor en su vida pasada.
Axel busca amar y proteger a su prometida alma gemela.
Nahomi puede representar a la mujer que ambos están buscando.
***************************
¿Qué harías si supieras que alguien cerc...
Cuando sentí sus manos en mi piel por encima de ropa, la tensión me atravesaba el cuerpo como agujas.
Given
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Pueblo Ocaso
Marcus
Me han dicho que el amor es un sentimiento bonito, extasiante y armonioso cual melodía dulce. Desde mi experiencia, lo describiría más como efervescencia incontrolable y desbordante. Tanto hermoso como peligroso, y cuanto más fuerte te agarres, más difícil será soltar.
Aún más cuando la piel te quema y el rostro arde ante el éxtasis que te abruma con tan solo rozar su piel.
Para algunos es demasiado palabrerío describir dicho sentimiento, o incluso fácilmente puede existir alguien que explique el amor de una manera más elegante y poética. Estas son mis palabras, esto es lo que siento cada vez que ella está cerca de mi. Nahomi, han pasado años y tu nombre sigue acelerando mi corazón cada vez que lo oigo.
Ahora ella está aquí, caminando de un lado a otro mediante, con una gran emoción plasmada en su voz, me revela todo lo que ha descubierto sobre la madre de Lux.
—¿Lo entiendes, Marcus? —pregunta Nahomi con entusiasmo al colocar ambas manos en mis hombros.
—Honestamente, no.
—¿Me has escuchado?
—Cada palabra, pero aun no comprendo cómo estudiar los gustos de la madre de Lux nos ayudará a encontrarla.
—¡Ten un poco de imaginación! —exclama ella —Mi padre dice que no puedes hallar un oráculo que no quiere ser encontrado. Esta bibliografía que me dio mi abuela sobre la madre de Lux, explica no solo su nombre y nacimiento, sino también los lugares que ella adoraba visitar. Si buscamos dichos lugares, es posible que ella quiera saber por qué razón la buscamos.
—¿Por qué crees que le interesara saber eso?
—Los oráculos somos curiosos por naturaleza, es una de las pocas cosas que tenemos en común —asegura ella con una sonrisa muy convencida.
La veo bostezar. Y al mirar la hora en el reloj de mi habitación noto que pasan de la dos de la madrugada.
—¿Tienes sueño? —pregunto.
—No, estoy bien.
—Tienes sueño. Es un poco tarde para un ser humano, debes descansar para mantener tu salud.
—Tus hábitos de aconsejar como médico aún siguen ahí —comenta ella y procede a sentarse a mi lado sobre la cama—¿Por qué tu habitación es tan amplia? Parece una mezcla entre una oficina y la recamara de un príncipe.