7. Complicaciones

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«Los hombres ya no tienen tiempo para conocer nada; compran las cosas ya hechas a los comerciantes, pero como no existe ningún comerciante de amigos, los hombres ya no tienen amigos».

El principito 

El principito 

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Existen sentimientos que son evocados únicamente en definidos momentos. Tan simples, tan ordinarios, que apreciarlos es difícil si no careces de ellos. Así como lo es, en plena madrugada, recibir una llamada de tu madre expresando preocupación por tu tardanza. Apreciaras con melancolía esos fastidiosos mensajes y llamadas cuando éstos ya no lleguen.

¿Que se sentirá tener una figura materna? En mi infancia me limite a imaginarlo. Ahora, tan solo es un deseo olvidado que ha perdido importancia al pasar de los años.  

Bueno, supongo que esta es una de las desventajas de trabajar en el turno nocturno; perderse en pensamientos es ridiculamente sencillo. 

Mi turno está llegando a su fin. El reloj marca las cinco de la  mañana y decido retirarme por un bloqueo intenso en mi investigación personal. El ADN de los seres sobrenaturales es tan complejo como extraordinario. Y me frustra no poder descifrar aquello que busco.  

Para sincerarme conmigo misma, me gustaría tener la capacidad de conservar a mis amigos. Familia no poseo,  y no soy creyente de que estemos hechos para la soledad. Aunque todavía tengo a Erick, quizás la próxima vez acepte un cigarrillo de su parte.

Salgo por las grandes puertas principales hacia una calle vacía a excepción de los incontables autos estacionados.

La casualidad parece hacer de las suyas cuando me encuentro con Marcus quien, al parecer, acaba de terminar su turno.

Su ropa casual no le baja ni una raya a su figura extrañamente perfecta. Y él también se percata de mi presencia.

Alcanzó su andar apresurando el paso.

—Buenas noches —saludó con una amplia sonrisa —. ¿Cómo estás?

—He estado pensando en lo que dijiste —menciona con la mirada al frente y las manos ocultas en los bolsillos de su campera negra.

Normalmente leería sus recuerdos y sabría de inmediato a que se refiere, pero su mente sigue siendo un libro con innumerables páginas en blanco. Un espacio blanquecino inaccesible.

—¿Qué exactamente? —vaciló al no poder recordar.

—Sobre que seamos amigos. Creo que no es buena idea.

—¿Tú crees? ¿Y por qué?

—Bueno, el hecho de que tengamos un amigo en común no conlleva que tengamos que llevarnos bien. Además, me pareces una persona muy compleja.

Lux: Hospital para monstruos ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora