31. El fantasma y el traidor

202 46 41
                                    

"Todo lo que se hace por amor, se hace más allá del bien y del mal".

Friedrich Nietzsche


Nuestro camino por descubrir algo de verdad entre tantas mentiras y secretos, nos ha traído al Museo Magelit

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Nuestro camino por descubrir algo de verdad entre tantas mentiras y secretos, nos ha traído al Museo Magelit. Seguimos la pista dicha por Amy, quien aseguró que Él-o-ella manda a alguien casi a diario a este mismo lugar. Persiste la duda de que podría ser de interés para dicho ser en un sitio cultural y totalmente público. 

Erick está emocionado con nuestra investigación. Le fascina la idea de involucrarse en temas que podrían resultar peligrosos. Y sería un triunfo para él encontrar algo que desenmascare las fechorías de los Elite, el brujo está convencido de que los seres superiores tienen algo que ver con toda esta conspiración. Y Amy está completamente en acuerdo con él.

El museo Magelit es famoso por resguardar pinturas antiguas que retratan parte de la historia y la cultura del Mundo Oscuro. Así que pronto nos encontramos deambulando sin ninguna guía y con esperanzas de poder hallar algo que nos de una pequeña pista. Entre tantas pinturas y reliquias increíblemente valiosas, me pierdo pensando que podría representar algún tipo de valor para la causa de Él-o-ella.

Marcus ha venido con nosotros. Lo noto un tanto distante, y recuerdo cuando ayer lo felicité alegremente por no haber renunciado a su trabajo como doctor, apenas me contestó. Respeto su intimidad, así que he decidido no comentar nada al respecto.

Tengo muy presente el hecho de que Marcus está atravesando una ruptura sentimental y muy personal. Le atribuyó a ello su constante expresión distraída y la melancolía en su mirar. Es tan extraño para mi intentar comprender la tristeza de alguien sin poder sentirla, medirla, como hago con todos los demás. Y me siento impotente.

—Marcus —lo nombró llamando su atención. Él abandona una reliquia dorada que con anterioridad estaba observando, y acude a mí lado para ver lo que estoy señalando —. Mirá, es Conexión, la pintura de la que me hablaste una vez.

La susodicha retrata a una pareja del año 1898. Ambos individuos están recostados de lado sobre un gran pastizal verdoso, viéndose el uno con una felicidad que se observa fácilmente a través de sus ojos. Y, el movimiento permanente de la pintura —hecho así por la magia de la autora Isabel—, te da la sensación de estar observando a dos personas en vivo. No a dos extraños retratados hace más de un siglo.

—Me gusta mucho esta pintura —mencionó —. ¿Conoces la historia de las personas en ella? —dudo dirigiéndome a Marcus.

—No —niega él —. Aunque sigo pensando que me son familiares de alguna parte.

—Bueno —hablo recordando cada detalle de aquel libro de arte —. Estas personas eran una pareja de las más adineradas de la época, se apellidaban Williams. Isabel, la autora, los conoció en su viaje al mundo humano, y dejó escrito en sus memorias que jamás había visto una conexión tan fuerte e increíblemente hermosa como la que compartían. "Eran cuales almas afines". Así los describió ella.

Lux: Hospital para monstruos ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora