Capítulo 6. La profecía de Nahomi

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Pequeña y dulce flor amarilla, aunque salpique sangre a tu alrededor, no te caerá ni una gota. 

Michael Omet.


Marcus 

Los vigilantes lo confirmaron. Elías y mis padres están afuera del pueblo y esperan aprobación de los líderes para poder ingresar. No han dicho los motivos de su visita y sus presencian resultan inquietantes al tratarse de seres fríos ajenos a los clases que habitan este pueblo y sus alrededores.

—Marcus —dice Erick mientras ambos estamos recostados en una pared, en espera del resultado de la reunión que se realiza en el ayuntamiento de Ocaso —, ¿tienes alguna idea de por qué tus padres están aquí? 

—No.

—¿Se han comunicado contigo últimamente? ¿Un mensaje? ¿Una llamada? 

—No. —Vuelvo a negar —Desde que me juzgaron y me trasladaron aquí, mi familia ha respetado mi decisión de mantenerse alejados de mí. Sabemos que... es por el bien de todos.

Erick no dice nada. Tampoco quiero mirarlo en este instante por temor a reconocer algún tipo de lastima en su mirar. Pero su risa me sorprende, y más aún cuando dice:

—Supongo entonces que no estabas al tanto del nuevo miembro de tu familia. 

—¿Qué? 

Las puertas del ayuntamiento de Ocaso se abren, interrumpiendo nuestra conversación y poniendo en escena los rostros de quiénes mandan en este sitio: David; alfa de la manada más numerosa de estas tierras,  y Damaris; líder del aquelarre de brujos dominante.

David me hecha una mirada cargada de desprecio. Nunca ha estado muy conforme con el hecho de que yo recida en este sitio, y ha encargado a sus fieles agnis recordarles a todo el mundo de que por más que mi persona posea similitud con Leihat, no soy ella. Y no seré completamente bienvenido hasta ser digno de su aprobación.

—Hemos decidido dejar entrar a tu familia. Sus intenciones manifiestan ser puramente informativas. —Enuncia Damaris con una sonrisa superficial.

—Tomaremos la palabra del Elite como garantía —sisea David y a su vez sus ojos rojos se dirigen momentáneamente al señor Steikmen —. Esperemos que haya tenido razón al manifestar que esos seres fríos serán discretos en cuanto a la ubicación del pueblo. 

—Así será —confirmó —. Espero que sea más hospitalario con seres fríos más antiguos, señor David.

El alfa sonríe y sus ojos carmesí me observan detenidamente al decir: 

—Creeme, niño, sé muy bien quién es el príncipe Kay. Y no seré más amable con él únicamente porque alguna vez ocupo una elegante corona en su cabeza.

Hace más de cien años que mi padre fue despojado voluntariamente de su corona como príncipe. Al parecer David es más antiguo y conocedor de lo que imaginaba. 

—Les daremos dos horas para que hablen—sentencia Damaris —. En dos horas los forasteros tienen que estar fuera del pueblo. 

—Así será —confirma el señor Steikmen con actitud complaciente. Aún me sorprende su capacidad para tratar a los demás como iguales teniendo en cuenta sus orígenes. 

Es extraño. No había pensando en lo mucho que he extrañado a mis padres hasta el momento en que los vuelvo a ver. Siguen siendo la representación misma de que las uniones entre enemigos son más que posibles, y sus miradas afables para conmigo me hacen sentir vivo y extrañamente pequeño. 

Lux: Hospital para monstruos ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora