21. El soplido del futuro

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Domingo por la mañana, definitivamente el día más pacífico y silencioso de la toda la semana

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Domingo por la mañana, definitivamente el día más pacífico y silencioso de la toda la semana. Los que estuvieron de fiesta el sábado duermen como si el sol no hubiese salido, los que estudian apenas están cerrando los ojos y la rutina te ofrece un respiro antes de que el bendito lunes se presente para amargar los ánimos de cualquiera.

Es el día perfecto.

Primero de mayo, pleno otoño, con nubes grises pasando rápidamente en el cielo y un frío que te hiela el rostro al asomarte por la ventana. Me he despertado a las cinco, desayunado dos veces y abrigado para salir al exterior.

Estas semanas han sido difíciles, dolorosas e incluso insoportables para muchos de nosotros. Pero quedarnos llorando sobre la cama no es una opción si planeamos seguir viviendo. Y quiero ofrecerles una garantía, única irrepetible, a mis seres queridos.

Especialmente con lo que se acerca a cada tic tac del reloj.

Me colocó, dificultosamente, un gorro de lana que lucha por mantener mi cabello rizado bajo su superficie. Cargo un paraguas conmigo porque al medio día caerá un chaparrón en zona céntrica y a continuación bajó por las escaleras hasta el departamento de Erick, quien es mi primera parada.

Erick aparece tras varios segundos de espera. Trae puesto un suéter negro, los pies descalzos y el rostro de alguien que definitivamente acaba de despertar.

—¿Nahomi? ¿Qué carajos haces golpeando puertas un domingo tan temprano? —interpela rascándose la cabeza con somnolencia.

—Primero que nada, buenos días —respondo —. ¡Ahora! —vociferó con mucho entusiasmo —Vine a ofrecerte un regalo.

Erick recuesta su hombro en el marco de la puerta y se cruza de brazos en señal de espera. Su rostro luce ligeramente interesado y manifiesta:

—Espero que sean unos cigarrillos.

—¡No! Es algo muchísimo mejor.

—Supongamos que tienes razón —objeta con una incredulidad fingida — ¿De qué estamos hablando? —consulta curioso de saber.

—Veras, mi regalo es único porque solo un oráculo podría dártelo. Puedo ofrecerte algo que nosotros llamamos: "un soplido del futuro".

—¿Un soplido del futuro? Normalmente me confundes, Nahomi. Pero ahora sí que me perdiste.

—Te lo explicaré —anunció —: El soplido del futuro es la habilidad que un oráculo puede regalarle a una persona bajo su propia elección. Ese soplido es la posibilidad de ver el futuro una única vez.

—¡Momento! —pide Erick levemente desorientado —¿Dices que eso me permitirá ver el futuro?

—¡Sí! —confirmo —. Aunque solo una vez.

—¡Vaya! ¿Y como funciona eso? —curiosea.

—La visión está sujeta a algunas condiciones —advierto aportando seriedad en mi voz —. No puedes elegir el momento de la visión, tampoco su contenido.

Lux: Hospital para monstruos ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora