Capítulo 15. Mi niña

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No poseo certeza de lo que es correcto o incorrecto. Pero si alguien inocente llora, sufre y se cae a pedazos por órdenes de sus superiores, ¿cómo podría ser correcto?

¿Cómo puedo ignorar a los débiles que me suplican por ayuda cuando mis superiores me enseñan que solo debo ver cómo perecen?  

Diario de Lux.

Diario de Lux

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De nuevo estoy aquí; las memorias de Lux. Mis memorias. Aparecen constantemente en mis sueños desde que me di por enterada de que somos una misma alma. Todo lo que veo es una mezcla entre lo que resulta desconocido para mi y lo que es familiar para él.

La veo, es ella, es Leihat.

Recuerdo aquella primera vez que la vi. La noche en la fiesta de Halloween cuando me desmaye al sufrir mi primera visión hacia el pasado:

Estaba de pie mirando hacia el exterior a través del ventanal. Su piel era pálida como la legítima porcelana, sus labios rojos y sus ojos hermosamente celestes. Traía un vestido antiguo sumamente elegante que le aportaba delicadez a su pequeña y joven figura.

Tan inmóvil como una escultura en piedra. Sus ojos observaban algo incomprensible para mí. Dude si verdaderamente era una persona y no una pintura libre de imperfecciones digna de estar en los mejores museos a causa de su belleza inhumana y al mismo tiempo inquietante.

Ella giró su cabeza hacia mí dirigiéndome la mirada. Vaya, era increíblemente real.

Sus ojos se iluminaron de forma hipnotizante y sus labios se curvaron dibujando una sonrisa extremadamente bella. Al parecer fui la causante de su regocijo. Bueno, más bien fue Lux.

De repente me sentí atraída por ella. No únicamente por su gran atractivo, sino también de una forma sentimental. Como si su sonrisa me fuese familiar y lo más hermoso de la tierra.


Vaya, comprendo porque Lux se enamoró con facilidad de aquel ser radiante. Aquel ser que, en estos tiempos, es Marcus Solluna.

Pero este sueño es más que distinto, oscuro y melancólico, me ha traído a uno de los momentos más dolorosos en la vida de Lux.

—Lo siento.

—No te disculpes, Lux —sentenció ella sin expresión alguna en su voz.

Leihat evitó mirar a Lux, sus manos pálidas limpiaban minuciosamente su espada plateada. Se preparaba para una sesión de entrenamiento con un uniforme muy similar al que utiliza Marcus hoy en día.

—Es más —agregó ella —, yo lo lamento.

—¿Por qué dices eso? —titubeo él. Sin importar cuánto lo intentase, su voz sonaba temblorosa.

Lux: Hospital para monstruos ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora