25. El cadáver

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Los científicos modernos prometen muy poco; saben que los metales no se pueden transmutar, y que el elixir de la vida es una ilusión.

Frankenstein

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El enigmático laboratorio del doctor Andreu se encuentra al final del pasillo, bajo cerradura y nunca nadie, a excepción de él mismo, atraviesa la puerta metálica que resguarda el cadáver que jamás entra en descomposición.

Nahomi, Marcus, Erick y Mery, ingresan al lugar con un sentimiento de inquietud creciendo en su interior a cada paso que dan. Y la tensión aumenta al momento en que el doctor Andreu coloca su mano sobre un rectángulo brillante en el centro de la puerta que, al escanear su palma, se abre por si sola dando acceso al susodicho laboratorio.

Andreu gira sobre sus talones y su semblante posee la expresión más seria que ninguno de los presentes ha visto alguna vez. Y decreta como última advertencia:

—Una vez que lo vean, ya no hay vuelta atrás. Esto puede meterlos en problemas para siempre, así que, si no están dispuestos, aún pueden regresa sobre sus pasos y fingir que jamás han puesto un pie en este lugar.

Erick y Mery comparten una mirada de nerviosismo que tienta a la emoción de cobardía. Pero, ante la seguridad con la que Nahomi avanza hacia la puerta, sin ninguna expresión de miedo en su rostro, toman valor para avanzar junto a ella confiando en su juicio y predicciones salvadoras.

Marcus vacila. No tiene miedo, pero es la primera vez que duda sobre las auténticas intenciones del doctor Andreu; siempre lo ha juzgado como una persona correcta sin malos pasos en su trayectoria de vida. Pero le inquieta el hecho de que lo haya invitado a este lugar al momento exacto en que descubrió que su parte agni aun vive. Como si eso significase algo en específico e importante; algo que podría llegar a ser turbio y peligroso.

Finalmente, esquivando la mirada analítica de Andreu, Marcus atraviesa la entrada e ingresa al oscurecido laboratorio.

El doctor Andreu enciende las luces blancas y el lugar se vuelve claro y brillante, casi dañino para los ojos ante tantos objetos blanquecinos; es como estar en el hospital nuevamente, solo que más escalofriante y silencioso.

Nahomi de inmediato reconoce los tubos de ensayo sobre una mesada, los ha visto incontables veces en la mente del doctor Andreu, cuando esté hacía cálculos que ella no comprendía al no estar al tanto de su investigación.

—Siganme —indica Andreu y avanza hacia el centro del sitio. Donde, en una camilla, se observa un bulto cubierto completamente por un sábana gris.

Todos se dan cuenta de que, justo debajo de esa tela gris, está el motivo por el cual han abandonado la fiesta de Halloween, y la razón que explica por qué el doctor Andreu mantiene su rostro enseriado y su actitud cautelosa.

Lux: Hospital para monstruos ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora