Capítulo 13. Mi mamá

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Carretera 7

Erick

Los padres de Amy Hernández han llegado a las afueras del pueblo Ocaso para visitar a su hija, quien se encuentra alojada junto a Erick Anderson y los padres de Marcus en el mismo hotel departamental cerca de una carretera desierta. Todos los inquilinos son seres antinaturales.

Desde lo ocurrido con la posesión de Él-o-ella sobre Amy, los líderes del pueblo Ocaso decidieron que la quieren fuera del pueblo. A ella y a todos sus seres cercanos. 

—¡Amy! —exclama su pequeño hermano al entrar en la sala a toda prisa y arrojarse sobre el regazo de su hermana mayor. 

Amy sonríe al verlo. Lo carga en sus brazos y acomoda los lentes redondos del pequeño Bruno. 

—Hola, mi amor —saluda Amy sonriendo de manera casi forzosa.

—Mamá dice que estás enferma —menciona el diminuto Bruno con los ojitos brillosos —, ¿estás muy enferma?

—Ey, ¿quién está diciendo eso? —pregunta Erick al colocarse de cuclillas para estar a la altura de Bruno. 

—¡Hola, Erick! —exclama Bruno emocionado de ver a su brujo favorito —¿Me haces un truco de magia? 

—¿No te cansas de esas cosas, enano? 

—¡No! —exclama él con una sonrisa. 

La madre de Amy besa a su hija en la mejilla y le asegura que todo estará bien. El padre de Amy le acaricia la cabeza como si ella aún fuese su niña pequeña. 

—¿Cómo estás, Erick? —me pregunta mi suegra con una sonrisa sincera. 

—Bien, bien. ¿Y usted? 

—Estamos preocupados —responde el padre de Amy —. Y, ya que estás aquí, podrías decirnos dónde estabas cuando todo esto le ocurrió a Amy.
 
—Papá —dice Amy, su voz aún se oye débil —. Erick estaba en ese pueblo oculto, en Ocaso. Fue a visitar a su amigo Marcus.

—Así es —corroboró —. Aunque ahora me arrepiento de haber estado tan lejos. 

—No podías verlo venir —asegura Amy —. La posesión... sucedió demasiado rápido. 

Tiene tanta razón y eso me aterra. Amy y yo vivimos en el mismo complejo departamental en la ciudad. Tres días, me fui en un viaje de tres días y ella cayó en las garras de ese ser inmundo. Me preguntó si algo hubiese sido diferente si hubiera estado ahí. 

—Lo hecho ya está —menciona Calíope y le echa una mirada que claramente dice “ya basta” a su esposo —. Lo bueno es que Amy está mejor, ¿no es así amor? 

—Sí, mamá. Ya no te preocupes. 

—¿O sea que ya no estás enferma? —pregunta Bruno a su hermana con una enorme sonrisa en su rostro redondeado. 

—Solo un poquito —asegura Amy, ofreciéndole tranquilidad a su pequeño hermano. 

En estos instantes aún me siento como un intruso. Ver a Amy rodeada de sus padres y su hermano me recuerda lo muy amada que es, y eso me reconforta bastante. 

Lux: Hospital para monstruos ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora