PENSAMIENTOS INENTENDIBLES DE UN MONSTRUO
Este diario le pertenece a: Marcus Cris
Solluna.¿Será este el momento adecuado?
Es una pregunta que, de manera casi cotidiana, revolotea en mi mente provocándome una profunda incertidumbre.
¿Cuando es el momento indicado para morir.
Es irónico pensar que, teniendo una vida eterna, anhelo tanto el final.
¿Será hoy? ¿Mañana? ¿En un mes? ¿Quizás en un año? No, no puede ser. Un año es demasiado tiempo y no podría soportarlo.Quizás en mi próximo turno de trabajo, cuando me encuentre solo, cuando me me canse de escuchar los rumores hirientes sobre mí en boca de mis colegas de trabajo.
Quizás el fin de semana, cuando mi novia no esté. Cuando la distancia entre nosotros no esté únicamente marcada por su frialdad hacia mi ser sino también en una auténtica distancia; kilómetros y más kilómetros.
Hace un par de años, cuando aún estaba en la universidad, fue un ingenuo, un estúpido niño ilusionado con tener una vida repleta de aprendizaje y amor. Tenía fe en esforzarme, ser valiente. Y creía ciegamente que, si contribuía con bondad, el mundo me iba a perdonar. Me iba aceptar.
¿Y qué tengo ahora? ¿Dónde está mi aceptación? ¿De que sirvió tener fe?
Me gusta la lluvia. El sonido glorificante de las gotas que golpetean los suelos, se deslizan suavemente por las hojas. Y el aroma a tierra húmeda causa en mí una paz indescriptible. Ese sonido tan continuó que anhelaba que fuese eterno.
Me gusta el origami, especialmente los barquitos de papel. Hasta no hace tanto tiempo aprendí a armar los míos en un tutorial, no tan perfectos como me gustaría que fuesen, pero me fascinaba dejarlos sobre los alargados charcos al momento en que la tormenta se convertía en una suave llovizna helada.
Y los veía alejarse. Los barquitos de papel se alejaban y aquello me hacía feliz por un instante. No puedo explicar el por qué. Quizás representaba algo que todavía no entiendo.
Los animales me gustan, especialmente las ranas, porque me divierten. Sus saltos tan libres sobre el agua transparente me hacían sonreír.Puedo pasar todo una tarde observando a través de los ventanales en un día lluvioso. Escuchando la lluvia y armando barcos de papel. Oyendo croar a las ranas y disfrutando del silencio.
Pero ya nada es como antes.
La lluvia ya no produce ningún sentimiento. Es la misma de siempre, continua y pacífica. Pero ya no siento nada.
Ni siquiera puedo llorar.
No siento nada. Me he convertido en un cascarón sin energías ni fuerzas para sentir algo. En ocasiones, cuando estoy en plena calle realizando alguna compra, el mundo se esfuma en un segundo. Como si mi persona desapareciera y nadie fuera capaz de verme u oír mi voz. Y no puedo hacer nada. Nuevamente quedó atrapado en un estado vegetativo.
Llorar es liberar emociones, es la prueba doliente de que seguimos vivos y podemos sufrir nuestras penas.
Ya no puedo llorar.
Las ranas ya no me hacen reír.
Los barcos de papel ya no nadan con libertad.
No hay nada más que sentir.
Extrañare a Erick.
Extrañaré la lluvia. Y, aunque con el fin deba enfrentarme a una eternidad repleta de la nada misma, se que sera mejor que esto. La inexistencia es mejor esto. Una oscuridad perpetua es mejor que esto.
Lo haré. Ya lo he decidido. Lo único inexacto es el momento.
Mientras termino de armar un quinto barco de papel esta tarde de domingo, y mis pensamientos repiten aquel sonido de lluvia, vuelvo a preguntarme:
¿Cuando es el mejor momento para morir?
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Lux: Hospital para monstruos ✔️
FantasyMarcus busca a la joven que fue su gran amor en su vida pasada. Axel busca amar y proteger a su prometida alma gemela. Nahomi puede representar a la mujer que ambos están buscando. *************************** ¿Qué harías si supieras que alguien cerc...