34. La muerte y la confrontación

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El dolor de separarse no es nada comparado a la alegría de reencontrarse. 

Charles Dickens


Axel ha llegado a su hogar temporal

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Axel ha llegado a su hogar temporal. Un departamento bastante amplio y cómodo que escogió para vivir mientras mantiene su trabajo como gerente en el hospital Universal para seres sobrenaturales.

Se siente bastante aturdido tras su encuentro con Nahomi. Aunque puede sentirse orgulloso de si mismo por haber mantenido la compostura y actuar con normalidad delante de ella. Después de todo, volver a su ágape y tener que enfrentar el desencadenamiento de sus emociones y sentimientos por ella, es algo terriblemente agotador. Más aún cuando siempre tiene como prioridad ser considerado con Nahomi y comprender que sus situaciones son muy diferentes.

Axel sale al balcón de su departamento con cierto agotamiento y liberación. Finalmente, después de una noche pesada, puede relajarse y pensar con más calma. Y también puede dejar fluir sus emociones sin tener que contenerse mientras intenta que su voz y sus expresiones no delaten su caos interior.

Para muchos puede resultar una estupidez su situación, ya que, de cierto modo simplificado, es el equivalente a encontrarte nuevamente con el amor de tu adolescencia. Y cabe la posibilidad de que Nahomi también lo perciba de esa misma manera. Pero él no.

No se trata de encontrar a tu ex de la adolescencia e Instituto. Se trata de aceptar e intentar mantener la serenidad ante lo que sientes por una persona a la que estás irremediablemente unido de por vida.

Porque así es. Porque eso no cambiará jamás. Nahomi es su ágape independiente de si se ven o no. Esta vez fueron seis años, pero podrían haber sido más. El tiempo no tiene relevancia y es más que insignificante en esta situación; la unión es inmutable.

Se siente ligeramente patético por haber corrido a sus brazos apenas la vio. Pero no se arrepiente, por supuesto que no, tenerla cerca nuevamente es su mayor alegría en estos momentos.

—Axel.

La voz de Connor saca a Axel de sus pensamientos. El alfa se gira y ve a uno de los miembros de su manada; Connor, solía ser un joven guapo e impulsivo que poseía un humor inocente y particular, pero perdió a su agape hace ya varios años. Y ahora no es más que una triste imitación de lo que alguna vez llegó a ser su persona.

—Sí, dime —responde Axel con amabilidad. Nunca se dirige a Connor con autoridad, porque es su amigo.

—¿Cómo estás? —pregunta Connor —Luces aturdido.

—Lo estoy.

—¿Pudiste ver a Nahomi?

—Sí —confirma Axel y suspira profundamente —. Estoy muy feliz por ello.

—Ya me imagino —coincide Connor y una sonrisa de lado se extiende en sus mejillas —. Ah, lo olvidaba —agrega sacando un sobre de su bolsillo —. Hoy llego esto para ti.

Lux: Hospital para monstruos ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora