21 de septiembre de 2001.
Era una noche sumamente silenciosa en la mansión Omet. La zona, rural y alejada de lugares urbanos, sumado a la serenidad del clima, sumergían al ambiente en una tranquilidad tanto apacible como inquietante.
Michael Omet sufría intranquilidad. Temeroso de lo venidero intentaba distraer su perturbada mente ojeando un libro que probablemente se sabía de principio a fin. Aún así, su semblante falsamente sereno ocultaba a la perfección todo sentimiento y pensamiento ávido.
El nacimiento de su bebé era más inquietante de lo que con anterioridad había predicho. Él quería estar presente, pero temía de sobremanera contemplar los ojos de aquella criatura y confirmar lo que tanto pesar le causaba. Lidiaba una lucha interna entre el deber natural de su ser y su creciente sentimiento paternal.
El llanto del recién nacido retumbó entre las paredes debido al silencio que reinaba en dicha propiedad. Y Michael dejó de moverse tras oírlo. Pero, más allá de los sollozos típicos de un bebé, no escucho nada más. No había sentimientos y pensamientos que oír. La criatura demostraba su gran vigor protegiendo su mente y alma de manera inconsciente y eficaz.
—¡Señor Omet! —exclamó una empleada al ingresar a la sala donde esté se encontraba —Ya ha nacido, es...
—Una niña.
—¡Así es! Y además se parece muchísimo...
—A mí —dijo Michael en un tono áspero y sin emoción alguna —. Gracias por avisarme. En un momento iré a verla.
Michael cerró puertas y ventanas y se quedó la nada misma mientras las visiones llegaban de manera brusca y abrumadora. Veía a la niña, rubia, demasiado delgada y con los ojos más expresivos e inteligentes que había contemplado jamás.
Michael comenzó a experimentar con decisiones. Pensó en quedarse con su hija y contempló dicho futuro: La pequeña crecía bajo las mismas reglas estrictas con las cuales lo habían educado a él. Su personalidad inquieta, curiosa y alegre se apagaba con los años. Se sumergía en sus investigaciones y al llegar a la edad adulta era un ser demasiado similar a él mismo. Fría, calculadora y poco sensible ante los seres mortales. Un oráculo perfecto y poderoso que derribaria figuras públicas de suma importancia para la ECO.
Pero entonces él aparecía. Un joven blanco como la cal, con los ojos celestes más hermosos y expresivos que Michael había visto. Este niño entraba en la vida de su hija para no salir jamás. Se colaba en su cabeza con ideas sentimentales y absurdas. Y ella lo amaba. Podía ver cómo su hija cambiaba debido a su presencia. Un día, Nahomi se parará delante de los Elite y les gritaría un conjunto de verdades que molestaría de sobremanera a todos los líderes más poderosos. Ella se volvería sensible a la existencia de cada ser. Y finalmente sería condenada a muerte por la ECO al ser catalogada como una oráculo defectuosa.
Michael cambió su decisión. Las visiones también se deformaron y a su vez se modificaron. Está vez Nahomi crecía entre maestros elegidos por Michael y su educación era impecable pero a la vez mezclada con la educación normal de un humano. Sin embargo, las cosas se repetían, Marcus volvía a aparecer para destruir su perfección y arrastrarla nuevamente a ese personaje rebelde y desafiante que la condenaba a parecer.
Michael se enfado y dejo de buscar. Decidió que, antes de continuar ojeando el futuro de su hija, debía confirmar si sus temores eran acertados. Así que se encaminó a la habitación donde su bebé dormía junto a su madre.
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Lux: Hospital para monstruos ✔️
FantasiaMarcus busca a la joven que fue su gran amor en su vida pasada. Axel busca amar y proteger a su prometida alma gemela. Nahomi puede representar a la mujer que ambos están buscando. *************************** ¿Qué harías si supieras que alguien cerc...