18. Caos

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Advertencia: 

Este capítulo puede contener escenas que podrían herir la sensibilidad del lector, se recomienda discreción. 


Sala de emergencias esta completamente vacía

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Sala de emergencias esta completamente vacía. Las camillas perfectamente ordenadas, los enfermeros echan chismorreo en una esquina y todo el ambiente está excesivamente calmado. Es como si el destino se compadeciera del caos que está a punto de arrojar con violencia sobre todos nosotros. Y nos ofreciera paz para suavizar el siguiente y brusco acontecimiento.

Descanso la espalda sobre la silla mientras observo de reojo el reloj en mi muñeca y espero pacientemente el siguiente movimiento de Marcus en nuestro juego de ajedrez. El cual se está haciendo esperar bastante, su concentración es extrema y cada decisión sobre sus peones asemeja ser de vida o muerte.

—Marcus —lo nombró para llamar su atención y saber si me oye.

—Sí.

—¿Puedo preguntarte algo? —consulto tratando de tomar el tema con la mayor sutileza posible. No sé cómo ha de reaccionar, así que la delicadez es mi arma en este jugada.

Marcus continua viendo el tablero con ojos analíticos. Como si estudiara de manera fugaz las distintas posibilidades.

—Sí —accede.

—¿Qué tan bueno eres para manejar la presión? —suelto la duda finalmente.

Marcus hace su movimiento. Un buen movimiento debo admitir; he perdido mi primer caballo.

—¿La presión? —vacila al meditar mi pregunta —No estoy seguro.

—Bueno, supongamos que debes atender a alguien que conoces —planteo —, alguien que quieres mucho. Y esa persona llegará aquí, no lo sé, mal herida. ¿Crees poder manejarlo?

Lo he confundido. No sabe ni imagina de donde se originan mis dudas y mucho menos a qué respuesta quiero llegar. Aún así parece maquinar mis palabras con la mayor seriedad posible.

—Supongo que estaré bien —asegura pensativo —. Nunca he trabajado bajo presión. Así que solamente puedo especular por ahora.

—Sí, claro. Por supuesto.

—¿A qué se debe la pregunta? —Finalmente Hace un esfuerzo por mirar mis ojos al preguntar.

—A nada en particular. —Evito el forzoso contacto visual —. Simple curiosidad.

Lucho por dejar de repetir esa visión caótica en mi mente. Pero simplemente no soy capaz de hacerlo, los sucesos acuden a mi cabeza de manera apresurada y puedo ver lo que se avecina tan claramente que estoy aterrada.

Lux: Hospital para monstruos ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora